Se detecta por primera vez urea fuera de una región de formación estelar
Un equipo internacional, liderado por investigadores del Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) (España), ha detectado por primera vez urea en la nube molecular G+0.693-027 del Centro Galáctico. Es la segunda vez que se detecta urea en el espacio, lo que indicaría que estamos ante un elemento común en la química del medio interestelar. Con estudios como este se intenta averiguar si las moléculas prebióticas claves en el esquema químico de las teorías del mundo ARN, como es el caso de la urea, podrían formarse y estar presentes en el medio interestelar.
Uno de los objetivos de la astrobiología es entender el origen de la vida, para lo que se han desarrollado a lo largo de la historia diferentes teorías. Una de ellas es la basada en el mundo ARN (ácido ribonucleico), que sostiene que la vida surgió a partir de la actividad de las moléculas de ARN y la capacidad de éstas de almacenar, transmitir y duplicar la información genética. Esta hipótesis otorga al ARN un papel central en el proceso del origen de la vida.
Así, un equipo científico, liderado por investigadores del Centro de Astrobiología, ha realizado un estudio en el que han buscado en el medio interestelar algunas de estas moléculas prebióticas claves en el esquema químico de las teorías del mundo ARN. Es el caso de la urea y el 2-amino-oxazol, piezas clave en la formación de ribo nucleótidos (los compuestos básicos del ARN) y en azúcares sencillos como el gliceraldehido o la dihidroxiacetona. Un año antes, el mismo equipo, halló por primera vez en el medio interestelar otras dos moléculas clave: el glicolonitrilo y el confórmero Z de la cianometanimina. “Excepto para el 2-amino-oxazol, estudios anteriores habían buscado estas moléculas en otras regiones del cielo; sin embargo, lo habían hecho de forma aislada, sin tener en cuenta el punto de vista astrobiológico”, explica Izaskun Jiménez-Serra, investigadora del CAB y líder del estudio.
En esta ocasión, los investigadores han buscado estas moléculas de forma conjunta para caracterizar si la química del medio interestelar puede alcanzar una complejidad similar a la que pudo dar origen a la vida según las teorías del mundo ARN. Para ello han utilizado barridos espectrales profundos obtenidos hacia dos fuentes astronómicas muy ricas en moléculas orgánicas complejas: la protoestrella de tipo solar IRAS16293-2422 B y la nube molecular G+0.693-0.027 en el centro de la Vía Láctea. (NCYT)