Utilizan la investigación sobre una hemorragia pulmonar con fracaso renal para evitar el distrés respiratorio en pacientes de COVID-19
Un equipo de investigación de la Universitat de València (España), liderado por el profesor Juan Saus del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, desarrolla un proyecto para proporcionar al sistema sanitario una prueba diagnóstica que anticipe la entrada a fases avanzadas de pacientes con COVID-19 y un tratamiento escalable oral para tratar la enfermedad. La propuesta cuenta con el apoyo de la Generalidad Valenciana, dentro de la convocatoria “Capacidades del Sistema Valenciano de la Innovación en la lucha contra la COVID-19”, que financia acciones que dan soluciones innovadoras al nuevo coronavirus.
El síndrome de Goodpasture ha sido objeto de estudio del grupo de investigación dirigido por Juan Saus en la Universitat de València desde 1988. Se trata de una hemorragia pulmonar con fracaso renal que en la actualidad se manifiesta de forma muy esporádica y que a partir de nuevos descubrimientos del equipo de Saus ha dado paso a una propuesta terapéutica para la COVID-19.
“La proteína GPBP (Goodpasture antigen binding protein), cuando se sobreexpresa y se acumula fuera de la célula, causa una desestructuración del microentorno y transforma finas estructuras membranosas en gruesas paredes fibrosas que dificultan la oxigenación y depuración de la sangre en el pulmón y el riñón. Esto estableció las bases para el desarrollo de EMTEST, un prototipo para medir GPBP en sangre y T12, un compuesto específicamente diseñado para inhibirla”, explica Juan Saus.
El equipo de investigación observó que la GPBP se acumula en el pulmón de pacientes con un cuadro de dificultad respiratoria grave denominada síndrome de distrés respiratorio del adulto (SDRA), causado por infecciones o sepsis. “Cada vez hay más evidencias que una sepsis con predominio de la afectación pulmonar es la causante de la fatalidad en la COVID-19”, explica Saus. “Con una sepsis, los tratamientos antibacterianos o antivíricos no son suficientemente efectivos para detener el proceso. Una vez desencadenado el SDRA en los pacientes COVID-19, no se espera que un tratamiento que elimine el coronavirus modifique significativamente el curso fatal de la enfermedad”, concluye el experto. (ABC)