Aditivo alimentario bajo sospecha de ser peligroso para la salud

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Un aditivo alimentario común, prohibido hace poco en Francia pero permitido en Estados Unidos y en muchos otros países, ha sido objeto recientemente de unos experimentos en los cuales se ha comprobado que altera de manera significativa la microbiota intestinal de ratones, causando inflamación en el colon y cambios en la expresión de proteínas en el hígado.

Los resultados de este polémico estudio seguramente tendrán repercusiones considerables en la industria alimentaria y en el ámbito de la salud y la nutrición humanas, tal como sostiene Hang Xiao, de la Universidad de Massachusetts Amherst en Estados Unidos y miembro del equipo internacional que ha realizado esta investigación. El estudio confirma un fuerte vínculo entre las nanopartículas de dióxido de titanio presentes en ese aditivo alimentario y los efectos adversos para la salud.

La microbiota intestinal, que se refiere a la diversa y compleja comunidad de microorganismos en el intestino, desempeña un papel vital en la salud humana. El desequilibrio de la microbiota intestinal se ha asociado a una serie de problemas de salud, como la enfermedad inflamatoria intestinal, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.

La exposición humana a las nanopartículas de dióxido de titanio de origen alimentario proviene principalmente de un aditivo alimentario conocido como E171, que está formado por partículas de dióxido de titanio de diferente tamaño, entre las que se encuentran un tercio o más que son de dimensiones nanométricas. El E171, que hace que los productos parezcan más blancos y opacos, se encuentra en alimentos como postres, dulces, bebidas y chicles. La exposición al E171 es de dos a cuatro veces mayor en los niños de EE.UU. que en los adultos, según los resultados de un estudio previo.

Con tamaños de menos de 100 nanómetros, las nanopartículas alimentarias pueden tener propiedades fisiológicas únicas que son motivo de preocupación. «Las partículas más grandes no se absorberán fácilmente, pero las más pequeñas podrían entrar en los tejidos y acumularse en algún lugar», alerta Xiao.

En su estudio, Xiao y sus colaboradores hicieron ingerir nanopartículas de E171 o de dióxido de titanio a dos poblaciones de ratones como parte de su dieta diaria. Una población fue alimentada con una dieta alta en grasas similar a la de muchos estadounidenses, dos tercios de los cuales son obesos o tienen sobrepeso; el otro grupo de ratones fue alimentado con una dieta baja en grasas. Los ratones alimentados con una dieta alta en grasas terminaron siendo obesos, mientras que a los ratones alimentados con una dieta baja en grasas no les sucedió eso.

Tanto en los ratones no obesos como en los obesos, la microbiota intestinal fue alterada por las nanopartículas de E171 y de dióxido de titanio. Las partículas de tamaño nanométrico fueron las que causaron más cambios negativos en ambos grupos de ratones. Además, los ratones obesos eran más susceptibles a los efectos adversos de las nanopartículas de dióxido de titanio, lo que hizo que los ratones obesos sufrieran más daños que los no obesos.

Los investigadores descubrieron que las nanopartículas de dióxido de titanio causaban ciertas alteraciones relacionadas con los ácidos grasos de cadena corta, que son esenciales para la salud del colon, y aumentaban las células inmunitarias proinflamatorias y las citoquinas en el colon, lo que indica un estado inflamatorio. (Fuente: NCYT Amazings)

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