Advierten de que un volcán activo puede estar oculto en el corazón de Europa
A 400 km de profundidad en el corazón de Europa puede esconderse un volcán aún activo. Se encuentra bajo los lagos de la región alemana de Eifel y cerca de algunas de áreas densamente pobladas de Luxemburgo, Bélgica y Países Bajos. Científicos estadounidenses han llegado a esta inquietante conclusión tras revisar datos de miles de antenas de GPS por todo el continente para rastrear movimientos sutiles en la superficie terrestre. Como explican en «Geophysical Journal International», los nuevos datos no implican una erupción inminente -ni siquiera pueden estar seguros de que esta ocurra en el futuro-, pero llaman lo suficiente la atención para que los investigadores sigan vigilantes.
La región alemana de Eifel se encuentra aproximadamente entre las ciudades de Aachen, Trier y Koblenz. Es el hogar de los «maars», unos lagos circulares fomados por violentas erupciones volcánicas en el pasado, como la que creó Laacher See, el lago más grande de la zona. Se cree que la explosión que lo originó ocurrió hace unos 13.000 años y fue tan potente como la catastrófica erupción el Monte Pinatubo (Filipinas) en 1991. La última erupción en la zona ocurrió hace 11.000 años. Los «maars» son comunes en Eifel, donde fueron descritos por primera vez, pero también pueden encontrarse en algunas zonas de Estados Unidos y en otras regiones volcánicas geológicamente jóvenes del mundo.
Los investigadores creen que el penacho del manto, el levantamiento del material más cálido del manto, que probablemente alimentó este antiguo cráter todavía está presente, extendiéndose hasta 400 km hacia la superficie terrestre. Sin embargo, se desconoce si aún está activo o no. «La mayoría de los científicos habían asumido que la actividad volcánica en Eifel era cosa del pasado -señal Corné Kreemer, autor principal del nuevo estudio-, pero conectando los puntos, parece claro que algo se está gestando debajo del corazón del noroeste de Europa».
El equipo de las universidades de Nevada, Reno, y de California, Los Ángeles, utilizó datos de miles de antenas de GPS comerciales y estatales en toda Europa occidental, para determinar cómo el suelo se mueve vertical y horizontalmente a medida que la corteza terrestre es empujada, estirada y cortada.
La investigación reveló que la superficie terrestre de la región se mueve hacia arriba y hacia afuera sobre una gran área centrada en Eifel que incluye Luxemburgo, el este de Bélgica y la provincia más meridional de los Países Bajos, Limburgo. «El hecho de que esto suceda implica que todavía debe de haber material cálido debajo de la corteza terrestre que alimenta a los volcanes», explica Kreemer en un correo electrónico a ABC.
Hay algunos otros indicadores de que todo el sistema está activo: algunos de los lagos aún liberan muchos gases que los científicos asocian al manto. «Otra evidencia de actividad en curso se obtuvo en el año pasado, cuando un estudio encontró pequeños terremotos debajo del Laacher See (el lago maar más grande en el área) y mostraron que sus características podrían explicarse por el transporte de fluidos (posiblemente magma) en la parte inferior de la corteza», añade. El área afectada es grande (incluyendo partes de Alemania, Bélgica, Francia, los Países Bajos y todo Luxemburgo). La elevación alcanza un milímetro por año en Eifel y se extiende horizontalmente otro milímetro por año.
Además, el nuevo informe indica no solo que puede haber un mayor riesgo volcánico, sino también un riesgo sísmico a largo plazo en esta parte de Europa. Los investigadores señalan que no hay razón para la alarma, pero sí para la vigilancia. «Nadie afirmaría que el volcán está realmente activo, como se piensa al ver, por ejemplo, el Monte Etna. Y nadie piensa que una erupción es inminente. Sin embargo, es bueno saber qué sucedería si algún día se produjera», indica Kreemer. «La erupción o explosión más grande que conocemos en el pasado (la de Laacher See de hace 13.000 años) produjo 6 kilómetros cúbicos de magma y 16 kilómetros cúbicos de ‘tefra’ (cenizas). Esa erupción se puede comparar con la del Monte Pinatubo en Filipinas en 1991, y fue, por ejemplo, mucho más grande que la del Monte St. Helens en 1980. La erupción de ceniza del Laacher See se extendió por gran parte de Europa», recuerda el investigador.
Eifel es una región excepcional, pero no la única en Europa. Algo similar ocurre en el Macizo Central, en el centro sur de Francia, donde la última actividad volcánica ocurrió hace unos 7.000 años. Algunos científicos también han fotografiado una columna de manto debajo de esa área. «Si bien nuestro estudio encontró que la corteza se estira allí, no vimos una señal de elevación convincente. Claro que eso podría deberse a que un área más pequeña se está elevando más de lo que vemos en Eifel, al mismo tiempo que hay menos estaciones de GPS, por lo que simplemente no tenemos la resolución para ver el levantamiento. Se necesitan más medidas para resolver esto», explica (ABC)