Los puntos secretos que deja tu impresora para delatarte

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Se trata de un rastro de puntos minúsculos, prácticamente invisibles al ojo humano y codificados que proporcionan información sobre la autoría de los documentos.

La inmensa mayoría de las impresoras contienen marcas de agua ocultas en forma de puntos amarillos (prácticamente invisibles al ojo humano) que forman un patrón codificado. Dicho patrón (habitualmente situado en el margen superior izquierdo -aunque puede estar en cualquier lugar- y colocado bocabajo respecto a como se lee el documento contiene) información sobre el día, número de serie, fecha y hora en la que se imprimió un determinado documento.

Los micropuntos utilizados para delatar a la persona que imprimió un documento no son algo nuevo. La Electronic Frontier Fundation (EFF) -una entidad sin ánimo de lucro que lucha para que se respeten los derechos de los ciudadanos en el ámbito digital- lleva años avisando sobre su existencia e, incluso, publicando listados sobre las impresoras en las que han detectado estos patrones en el que figuran las principales margas del mercado.

La EFF dejó de publicar el listado de impresoras que tenía o no tenían puntos amarillos junto con una advertencia que deja en evidencia que la situación, lejos de mejorar, iba a peor.

«Parece muy probable que todas las impresoras de color comerciales con tecnología láser [la tecnología de impresión habitual desde hace un lustro] utilicen códigos de rastreo forense. Unos códigos que no necesariamente tendría que emplear los puntos amarillos. Esto es cierto aunque esos puntos resulten visibles al ojo humano o que los modelos de impresoras figuren en nuestra lista. Eso también incluye a todas las impresoras que no cuentan con el sistema de puntos amarillos».

Es decir, además de los puntos amarillos, las impresoras cuentan con otros métodos que permiten dejar un rastro forense. Unos métodos en ocasiones o más difíciles de anular a mano con técnicas rudimentarias.

Sin embargo, este sistema físico de rastreo no sería único. Los expertos también advierten que organizaciones como la NSA guardan registros sobre las órdenes de impresión que envían los ordenadores. Una información que combinada con el rastro de impresoras permite dar respuestas a los interrogantes sobre quién, cómo, cuándo y dónde se imprimió un documento.

Sin embargo, aquellos que deseen proteger a los autores de un determinado documento (como periodista que deseen proteger a una fuente) pueden emplear herramientas como ésta desarrollada por científicos de la Universidad de Dresden (Alemania) diseñada para proteger a activistas o fuentes legítimas de información. (EL MUNDO.es)

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