Nueva técnica para identificar la composición de los micrometeoritos antárticos

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La composición de los micrometeoritos antárticos y otras rocas diminutas pero preciosas, como las que traen las misiones espaciales, es realmente difícil de analizar sin que se produzca alguna pérdida en las muestras. Una nueva técnica debería hacer más fácil, más barata y más rápida su caracterización, conservándose al mismo tiempo una mayor parte de la muestra. Los resultados fueron publicados en la revista Meteoritics & Planetary Science.

Unas 40.000 toneladas de micrometeoritos, de menos de un milímetro de diámetro, bombardean la Tierra cada año. Analizar la composición de este tipo de polvo cósmico puede potencialmente revelar muchos secretos sobre la evolución de nuestro sistema solar. Caen en todas partes del planeta, pero no podemos distinguirlos del polvo normal. Los micrometeoritos antárticos (AMM) son especiales porque este entorno más limpio los hace más fáciles de distinguir, pero como la Antártida es un lugar tan remoto y desafiante, las muestras de AMM son muy valiosas y deben conservarse en lo posible.

Una de las principales técnicas utilizadas para identificar la composición de un material, la difracción de rayos X, depende principalmente del uso de rayos X producidos en laboratorios con sincrotrones, un tipo de acelerador de partículas, algo que es caro y no siempre conveniente.

Este método también es complicado si, como es común en el caso de los AMM, los investigadores solo tienen una muestra muy pequeña del material necesario para ser investigado y quieren evitar una pérdida de muestra significativa.

Sin embargo, los investigadores del Instituto Nacional de Investigación Polar de Japón han aplicado ahora una técnica diferente -y en realidad bastante antigua- a tales objetos, lo que abre la oportunidad de una identificación mucho más conveniente y barata que la que se disponía anteriormente, conservando al mismo tiempo una mayor cantidad de la muestra.

A finales de los años 60, comenzó a utilizarse una cámara de difracción de rayos X de Gandolfi, que podía girar en dos ejes, en la cristalografía de rayos X, la ciencia experimental que investiga los materiales mediante la determinación de la estructura molecular de los cristales de los que están hechos muchos de ellos.

«Hay un montón de diferentes técnicas de difracción de rayos X, incluyendo el uso de un tubo de vacío que convierte la energía eléctrica en rayos X», dice el Dr. Naoya Imae, un investigador que trabajó en la aplicación del método de difracción de rayos X de Gandolfi a las micro-muestras, «pero una instalación Gandolfi es mucho más fácil de usar y mucho más rápida».

Hasta ahora, el sistema Gandolfi no había sido ampliamente utilizado para la identificación de micrometeoritos.

Los investigadores conectaron un sistema Gandolfi a un difractómetro de rayos X que se había entregado recientemente al Instituto Nacional de Investigaciones Polares, y probaron su montaje en muestras de rocas muy pequeñas (0,2-0,8 mm) que contenían olivino y piroxeno, dos minerales importantes para la identificación de meteoritos rocosos.

El equipo funcionó mejor con muestras de rocas en forma de polvo que con aglomeraciones «en bruto» de granos de cristales minerales.

Con la prueba en muestras de rocas conocidas probada como exitosa, los investigadores ahora quieren aplicar la técnica en los AMMs reales y en las muestras tomadas por la misión Hayabusa 2 del asteroide cercano a la Tierra 162173 Ryugu que se espera regrese a la Tierra a finales de este año. (Fuente: NCYT Amazings)

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