Los libaneses piden la caída del presidente y otros cargos tras la explosión en Beirut

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Enojados y afligidos, cientos de manifestantes leyeron el martes en voz alta los nombres de las al menos 171 personas que murieron en la explosión de la semana pasada en el puerto de Beirut, pidiendo la destitución del presidente del Líbano y otros funcionarios a los que responsabilizan por la tragedia.

Reunidos cerca de la “zona cero”, algunos manifestantes portaban fotografías de las víctimas mientras una pantalla reproducía la nube en forma de hongo que se elevó sobre la ciudad el martes pasado después de la explosión de un material almacenado durante años. Unas 6.000 personas resultaron heridas y cientos de miles quedaron sin hogar tras el estallido.

La frase “ÉL SABÍA” estaba escrita en una imagen del presidente Michel Aoun en un cartel en el lugar de la protesta. Más abajo decía: “Un gobierno se va, viene otro; continuaremos hasta que el presidente y el líder del parlamento sean destituidos”.

Reuters informó que el presidente y el primer ministro fueron advertidos en julio sobre los peligros del nitrato de amonio almacenado, según documentos y fuentes de seguridad.

Aoun, quien ha prometido una investigación rápida y transparente, tuiteó el martes: “Mi promesa para todos los libaneses dolidos es que no descansaré hasta que se conozcan todos los hechos”.

Los residentes de Beirut todavía recogían escombros mientras continuaban las operaciones de búsqueda de las 30 a 40 personas que aún están desaparecidas, en una jornada en que las fuerzas de seguridad usaron gases lacrimógenos contra manifestantes que lanzaban piedras en el cuarto día consecutivo de disturbios.

“Nuestra casa está destruida y estamos solos”, dijo Khalil Haddad. “Estamos tratando de arreglarla lo mejor que podemos en este momento (…) lo más importante es esperar que se revele la verdad”.

La rabia de los libaneses no ha sido aplacada por la renuncia del lunes de Gobierno del primer ministro Hassan Diab y ahora exigen la salida de lo que consideran como una clase dominante corrupta a la que culpan por los males del país.

“No lo olvidaremos hasta que se levanten las sogas (para los líderes)”, dijo un hombre en la manifestación del martes después de leer algunos de los nombres de las víctimas que se mostraron en la pantalla. (Reuters)

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