Inteligencia artificial que crea letras de canciones
LyricJam es un sistema que utiliza inteligencia artificial para generar en tiempo real texto cantable para la música instrumental que esté sonando en ese momento. Este logro está generando tanto reacciones de admiración como de rechazo, ya que para bien o para mal sitúa a las máquinas en el corazón de la creatividad artística. La polémica es inevitable.
El laboratorio de Olga Vechtomova en la Universidad de Waterloo en Canadá lleva varios años investigando las aplicaciones creativas de la inteligencia artificial.
Recientemente, el equipo de Vechtomova, Gaurav Sahu y Dhruv Kumar, estos dos últimos de la misma universidad, desarrolló una tecnología que se basa en varios aspectos de la música, como las progresiones de acordes, el tempo y la instrumentación, para sintetizar letras que reflejen el estado de ánimo y las emociones expresadas por la música.
A medida que un músico o una banda tocan música instrumental, el sistema recibe continuamente los clips de audio en bruto, que la red neuronal procesa para generar nuevas letras. Los artistas pueden entonces utilizar esos textos en la elaboración de sus propias letras para las canciones.
«El objetivo del sistema no es escribir una canción para el artista», aclara Vechtomova. «El objetivo es ayudar a los artistas a desarrollar su propia creatividad. El sistema genera textos poéticos con nuevas metáforas y expresiones, lo que puede llevar a los artistas a direcciones creativas que no han explorado antes».
La red neuronal diseñada por los investigadores aprende qué temas, palabras y recursos estilísticos se asocian a los distintos aspectos de la música captados en cada clip de audio.
Por ejemplo, los investigadores observaron que las letras generadas para música ambiental son muy diferentes a las destinadas a música vivaz.
El equipo de investigación llevó a cabo un estudio basado en la interacción de usuarios con LyricJam, invitando para ello a músicos a tocar instrumentos en directo mientras utilizaban el sistema.
«Un hallazgo inesperado fue que las letras generadas animaron a los participantes a improvisar», explica Vechtomova. «Por ejemplo, las letras inspiraron a los artistas a estructurar los acordes de forma un poco diferente y a llevar su improvisación en una nueva dirección de la prevista originalmente. Algunos músicos también utilizaron las letras para comprobar si su improvisación tenía el efecto emocional deseado». (NCYT)