De acuerdo a las estadísticas médicas, los niños menores de 2 años y las mujeres embarazadas son los grupos más vulnerables en cuanto a la incidencia de la deficiencia de hierro y de la anemia por deficiencia de hierro.

La anemia por deficiencia de hierro, como problema de salud pública, ha estimulado el interés para plantear y tratar de proporcionar soluciones alternativas destinadas a la prevención debido al fuerte impacto que tiene cuando ocurre en etapas tempranas de la vida. Se trata de una patología caracterizada por la insuficiencia de mineral para la síntesis de proteínas y enzimas que contienen hierro. Como consecuencia, puede provocar un retardo crónico de crecimiento, disminución de las capacidades cognitivas, letargia, una pobre capacidad de prestar atención y alteraciones del tubo digestivo, entre otras. La reducción del contenido de hierro en el cerebro puede ser irreversible si el tratamiento de la deficiencia no se realiza a tiempo.

A nivel mundial, la prevalencia de anemia en preescolares fue estimada en un 43% y en Argentina la Encuesta  Nacional de Nutrición y Salud mostró un 34,5%, en menores de 2 años, y un 50,8%, en lactantes de 6 a 9 meses. Un estudio realizado en el Observatorio de Salud del Instituto de Desarrollo e Investigaciones Pediátricas (IDIP) halló que 1 de cada 3 lactantes menores de 6 meses, clínicamente sanos, estaban anémicos sin diferencias según tuviesen lactancia materna exclusiva o mixta. La OMS avala el consenso internacional por el cual la suplementación universal farmacológica de lactantes y embarazadas es una estrategia prioritaria cuando la prevalencia de la anemia por deficiencia de hierro es mayor al 40%. En este sentido, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) recomienda la suplementación preventiva diaria con sulfato ferroso a partir de los 2 meses de vida.

A pesar de esta indicación y de la provisión gratuita del sulfato ferroso a través del programa Remediar, la prevalencia de la anemia por deficiencia de hierro es alta y la adherencia a la suplementación preventiva es baja, identificándose entre los principales factores causantes de esta baja adherencia los efectos adversos de tipo digestivo, el posible olvido de los cuidadores y/o la falta de prescripción médica. Es por eso que en los años 90 la administración semanal se propuso como una alternativa para la prevención de la anemia en mujeres embarazadas y niños mayores de 1 año, aunque la evidencia en lactantes es escasa. Por este motivo, el estudio realizado por el equipo de trabajo conformado por los integrantes de la línea “Mutagénesis, antimutagénesis y nutrigenómica celular” del Instituto de Genética Veterinaria (IGEVET) y los profesionales del IDIP, se centra en bebés de 3 a 6 meses de edad.

En esta investigación, se busca comparar la efectividad de la administración semanal de hierro frente a la administración diaria para la prevención de la anemia del lactante y analizar su impacto en la estabilidad genómica. “Como metodología de trabajo se realizó un ensayo clínico en lactantes de 3 a 6 meses que pasaron sus controles en el Observatorio de Salud del IDIP. Los mismos fueron agrupados según recibieran lactancia materna exclusiva o lactancia mixta y aleatorizados para la intervención diaria o semanal. Se evaluó la anemia, el estado nutricional de hierro y la estabilidad genómica antes del inicio de la suplementación y al finalizar”, describió Gisel Padula, doctora en Ciencias Naturales y directora del proyecto cuyo título es: “Efectividad de la administración de hierro en forma semanal frente a la administración diaria en la prevención de la anemia del lactante. Impacto de ambas suplementaciones sobre la estabilidad genómica”.

La Dra. Padula explicó: “el objetivo de nuestro trabajo es demostrar que la suplementación preventiva de la anemia con sulfato ferroso semanal tendrá una efectividad comparable a la administración diaria en la prevención de la anemia del lactante, presentando como plus mayor adherencia y menor incidencia de efectos adversos, estrés oxidativo y daño genético. En relación a lo anteriormente expuesto, existe evidencia obtenida en ensayos previos realizados in vitro por el grupo de trabajo del IGEVET, de que la administración de hierro semanal presenta una disminución de la inestabilidad genómica”.

Finalmente, la Dra. Padula destacó que “esta investigación es el producto del trabajo dedicado del Dr. Horacio González en el área de la pediatría, quien fuera director del IDIP durante la gestación del proyecto. Asimismo, fue vital la labor que realizaron todos los profesionales y técnicos de esa institución para la consecución del mismo”. (Fuente: Universidad Nacional de La Plata / Portal Investiga. CC BY 2.5)

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