Crean un vehículo acuático autónomo y barato para vigilar el estado del agua
Unos investigadores han creado un vehículo acuático autónomo de bajo costo que permite conocer el estado del agua en estanques, lagos, ríos y mares. Vale diez veces menos que los existentes en el mercado, se construyó con materiales autóctonos y además trabaja con un software de código abierto, por lo que no hay que pagar licencia y otros usuarios pueden adaptarlo y mejorarlo.
El vehículo es obra de estudiantes, docentes y graduados de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en Argentina.
Se trata de un vehículo autónomo de superficie, de fibra de vidrio y con menos de diez kilos de peso. Ha sido fabricado en Bahía Blanca.
“Es un vehículo cuya innovación es el bajo costo, porque en el mercado se ofrecen por alrededor de 20.000 dólares y nosotros pudimos concretarlo con 2.000”, explicó a Argentina Investiga Steven Martínez Vargas, estudiante de posgrado de la UNS.
La iniciativa, llamada “Vehículo autónomo de superficie de código abierto y bajo costo para la adquisición de parámetros de calidad del agua y batimetría” resultó ganadora en el encuentro de Jóvenes Universitarios de instituciones de la Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, organizado por la Asociación de Universidades Grupo Montevideo.
Del proyecto cooperativo y multidisciplinario participaron docentes y alumnos de los Departamentos de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras, Geografía y Turismo, Ingeniería y Geología, junto con investigadores del Instituto Argentino de oceanografía.
“El vehículo está realizado en fibra de vidrio, por constructores locales, con sensores que permiten saber la calidad del agua, la temperatura, la concentración de sólidos y la profundidad. Otra ventaja es que trabaja con un software de código abierto, por lo que no hay que pagar licencia y otros usuarios pueden adaptarlo y mejorarlo”, agregó.
Es un vehículo autónomo de superficie (VAS) capaz de adquirir datos georreferenciados de manera eficiente, con control remoto, y ofrece la capacidad de operar en aguas poco profundas, un aspecto destacable ya que no todos pueden hacerlo en estanques o espacios acuáticos con poca altura del agua respecto del fondo.
“Además, se ideó una app que permite conocer su ubicación, verificar el estado de los sensores y activar o desactivar el registro de datos mediante conexión Bluetooth. Se puede programar y que navegue de forma automática, hasta 500 metros, detectar cómo es el fondo del lecho del espejo y construir la topografía subacuática, datos importantes para conocer el ecosistema”, agregó.
“El vehículo es de tamaño compacto y ha sido diseñado para garantizar un rendimiento equilibrado, comunicaciones robustas y una capacidad de carga útil. Proporciona una solución efectiva y asequible para el monitoreo de cuerpos de agua, abordando los desafíos actuales y contribuyendo al avance de la investigación y la gestión ambiental».
“Estos VAS desempeñan un papel fundamental en la investigación de cuerpos de agua, siendo utilizados en diversas aplicaciones como topografía, patrulla costera y monitoreo ambiental”, indicaron los autores.
Se realizaron pruebas de campo en dos lagunas de la provincia de Buenos Aires para evaluar su rendimiento y operatividad, con resultados positivos.
El casco es un catamarán que alberga UAD, módulos electrónicos, sensores y motores. Con un peso de 8,6 kg, incluyendo un banco de baterías estándar, tiene una capacidad de carga útil de 5 kg. El sistema de alimentación se basa en un banco de dos baterías de polímero de litio (Li-Po) de 16.000 mAh, que brindan una autonomía de aproximadamente seis horas. El control de velocidad y dirección se logra mediante dos propulsores fijos horizontales (modelo T200) en la parte trasera del casco. Los datos se almacenan en una tarjeta microSD.
“Es una herramienta prometedora para la comunidad científica y para abordar desafíos ambientales en diversos contextos”, sostienen.
Del trabajo participaron, además de Steven, Alejandro Perillo, Sibila Genchi, Simón Nogueira, Agustín Siben, Claudio Delrieux y Gerardo Perillo. (Fuente: Karina Cuchereno / Universidad Nacional del Sur / CONICET / Argentina Investiga)