Cien Años de Soledad, la historia de cómo Macondo y los Buendía se materializaron
Un gran reto supone la tarea de trasladar a un guion televisivo una de las historias más queridas y aclamadas de la literatura latinoamericana, pero quizás un poco más desafiante sea la encomienda de hacer que esa historia que habita en la mente de miles de lectores alrededor del mundo, cobre vida en el mundo tangible. Esa tarea recayó en las manos expertas de Bárbara Enríquez, diseñadora de producción de la nueva serie de Netflix, Cien Años de Soledad, la cual está basada en la obra del mismo nombre del célebre escritor colombiano, Gabriel García Márquez.
Publicada en 1967, Cien Años de Soledad nos adentra en la historia de la familia Buendía a lo largo de varias generaciones en el ficticio pueblo de Macondo. La novela de García Márquez pertenece al movimiento literario conocido como realismo mágico y se caracteriza por narrar la historia en una estructura no lineal donde los nombres de los personajes se repiten y sucesos fantásticos marcan el rumbo de la familia y de los habitantes del pueblo, borrando así la delgada línea entre la fantasía y la realidad.
Cincuenta y siete años después de su publicación, Cien Años de Soledad se presenta ante una nueva generación, pero ahora adaptada a un formato televisivo que promete estar a la altura de las expectativas. Con todo esto como contexto, la producción de la serie se acercó primeramente a Eugenio Caballero quien posteriormente y una vez iniciado el proyecto, cedió la estafeta a Bárbara Enríquez para traducir las letras en ambientes reales.
Así, Bárbara se embarcó en la aventura de hacer realidad el que probablemente sea el set más grande que se ha construido en Latinoamérica, de acuerdo a sus propias palabras. “Es un set que tenía que durar tres años o más levantado, para la escenografía, eso no es normal. Hicimos un trabajo muy grande y muy cuidadoso donde participaron ingenieros civiles, arquitectos y escenógrafos, que hicieron posible construir el pueblo en el tiempo que teníamos que hacerlo pero que también, se mantuviera de pie a través de las grabaciones”, comentó la diseñadora de producción.
Con ingenio, destreza y mucha creatividad, el equipo de expertos de Bárbara resolvió diversos desafíos como la creación de fachadas con estructuras metálicas, –algo poco común en la construcción de sets–, que con ayuda de un sistema de ingeniería civil lograron sostener grandes pesos o emular con arroz la textura de tapia para recrear las paredes que uno esperaría encontrar en un pueblo.
Si bien Cien Años de Soledad no es una novela histórica, sí está situada en una temporalidad real de la historia de Colombia. La serie, grabada en los Departamentos de la Guajira, Magdalena, Cesar, Cundinamarca y Tolima, nos ubica en un inicio en el año 1850 y a partir de ese punto, seguiremos a la familia Buendía a lo largo de un siglo.
Tras una ardua investigación del marco histórico, Enríquez y su equipo buscaron apegarse al tipo de construcciones de la época típico del caribe colombiano y reflejar el paso del tiempo así como los avances tecnológicos, pasando de chozas sin energía eléctrica y pisos de tierra a casonas de gran tamaño con hermosos jardines centrales. “Macondo es un pueblo históricamente correcto en términos arquitectónicos, la Casa Buendía es una casa diseñada con todas las especificaciones arquitectónicas de una casa colonial colombiana a la que posteriormente se le hacen adaptaciones republicanas”, puntualizó.
Transformar Macondo para reflejar la evolución del pueblo de una incipiente comunidad a una sociedad bien establecida fue uno de los mayores retos a los que se enfrentaron los creativos pues construyeron tres pueblos en uno mismo, el del principio con las casas blancas de Cañabrava que están al borde de un río, después el pueblo intermedio y, por último, el Macondo grande donde ocurre gran parte de la historia.
Y así como el exterior evoluciona, los interiores simultáneamente se transforman para ayudarnos a comprender la personalidad, los gustos, intereses y hasta conflictos, de cada uno de los personajes que conforman esta historia. Para lograr el realismo necesario que requirió vestir los sets, Bárbara y su equipo emprendieron una verdadera búsqueda de tesoros. “La casa es como un museo. Yo creo que el 80% más o menos de toda la decoración y de casi todo Macondo, son antigüedades reales del siglo XIX que se buscaron con todos los anticuarios de Colombia. También replicamos algunas cosas”, finalizó Enríquez.
Nacida en Argentina y residente en México, Bárbara Enríquez ha dedicado más de 25 años a diversas áreas cinematográficas. Especializada en Diseño de Producción, Dirección de Arte y Decoración, ha trabajado en numerosas películas y series, principalmente mexicanas, pero también de Latinoamérica. Ha sido galardonada con tres premios Ariel por sus contribuciones en Zurdo (2003), Mexican Gangster (2018) y Roma (2018). Además, recibió varias nominaciones al Ariel y otros reconocimientos internacionales, como el premio CIMA cineasta en el Festival de Huelva y el Oso de Plata de Berlín por El Premio (2018). (msn)