Estudiando el supervolcán dormido
Bajo los volcanes de los Andes, donde se encuentran Chile, Argentina y Bolivia, existe una gigantesca reserva de magma fundido. Durante varios millones de años, ha estado allí sin solidificarse completamente o sin causar una erupción supervolcánica. Los geólogos se han preguntado durante mucho tiempo cómo es posible. Los investigadores de la Universidad de Uppsala, entre otros, han descubierto ahora que el secreto puede estar en los afluentes ocultos de magma caliente del interior de la Tierra. El estudio se publica en la revista Scientific Reports.
«Las enormes erupciones volcánicas de los llamados supervolcanes son muy inusuales, pero cuando ocurren son extremadamente devastadoras. Es increíblemente importante que los vulcanólogos aclaren qué es lo que mantiene vivo a este gigante dormido y qué es lo que puede hacer que despierte», dice Valentin Troll, Profesor de Petrología del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Uppsala.
Se estima que el gigantesco cuerpo de magma llamado Altiplano-Puna contiene 500.000 kilómetros cúbicos de magma fundido y semifundido. Para dar una idea de cuánto volumen está involucrado, se puede decir que toda la isla de Gran Canaria cabría en su interior más de diez veces. La última erupción volcánica realmente grande aquí ocurrió hace 4 millones de años y fue la última de una serie de erupciones explosivas muy grandes que comenzaron hace 10 millones de años. Algunas de ellas pueden clasificarse como erupciones supervolcánicas.
Con el fin de buscar respuestas sobre cómo el magma podría permanecer fundido durante millones de años, los investigadores estudiaron las lavas que fueron expulsadas del depósito de magma durante erupciones volcánicas más pequeñas después de la última gran erupción. La composición química de ese material puede proporcionar una indicación de cómo funciona un depósito de magma, a qué distancia del interior de la Tierra se origina el material, cuánto tiempo permaneció en el depósito y qué diferentes procesos experimentó el magma antes de ser expulsado por el volcán.
En este caso, los investigadores quieren averiguar si el nuevo magma se abre paso por la fuerza en el depósito y, por lo tanto, necesitan encontrar material que, después de formarse en el manto de la Tierra, no se vea afectado por la interacción con el magma que ya está en el depósito.
«Esta fue una tarea exigente. Bajo estos volcanes particulares de los Andes Centrales se encuentra la corteza más gruesa de la Tierra, de 70 kilómetros de espesor, lo que significa que el magma tiene muchas posibilidades de cambiar y reaccionar con el material con el que entra en contacto cuando se ve forzado a subir a la superficie«, dice Frances Deegan, investigadora de la Universidad de Uppsala.
Por lo tanto, los investigadores buscaron durante varios años la lava que fuera lo más «original» posible. Finalmente, encontraron lo que estaban buscando. Ahora han analizado la composición de los isótopos de oxígeno de sus muestras para averiguar cómo se formaron las lavas y dónde se originan. Los resultados mostraron que las lavas vinieron de las profundidades de la Tierra y que representan el material que alimenta los volcanes de los Andes Centrales, manteniéndolos vivos.
Este nuevo conocimiento es importante para entender cómo funcionan los grandes y complejos volcanes.
«Las erupciones supervolcánicas pueden causar desastres gigantescos. La última que ocurrió en la Tierra fue la súper erupción del Toba en Indonesia hace 73.000 años y se considera que casi llevó a la extinción de la humanidad. Incluso si no podemos evitar que se produzca una súper erupción, sería inteligente aprovechar el tiempo hasta la siguiente erupción para aprender todo lo posible a fin de aumentar las posibilidades de que nuestras comunidades sobrevivan a tal suceso», dice Valentin Troll. (Fuente: NCYT Amazings)