¿Ejercicio físico como mejor tratamiento para el hígado graso?
La enfermedad del Hígado Graso Asociado a la Disfunción Metabólica (MAFLD, por sus siglas en inglés) es un trastorno caracterizado por la acumulación de grasa en el hígado. El hígado es el centro de un conjunto de procesos vitales del cuerpo que incluyen la digestión, la coagulación de la sangre y la producción de energía.
Si se deja sin tratar, el MAFLD puede provocar graves complicaciones como fibrosis hepática (cicatrices), cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado, así como problemas cardiovasculares y metabólicos. Los factores de riesgo para desarrollar MAFLD incluyen la diabetes tipo 2 y la obesidad. La incidencia mundial estimada de MAFLD hace que sea la principal causa de enfermedades hepáticas crónicas en todo el mundo, y se está convirtiendo rápidamente en la principal causa de cirrosis y cáncer de hígado en los candidatos a trasplantes de hígado en la sociedad occidental.
Hasta ahora, debido a la falta de intervenciones farmacológicas aprobadas, el tratamiento ha consistido en una combinación de pérdida de peso y actividad física, con un objetivo de pérdida de peso del 7 al 10% como principal punto final del tratamiento. Hay evidencias de que el ejercicio físico por sí solo, sin una pérdida de peso significativa, puede reducir el contenido de grasa del hígado (evaluado mediante metodologías no invasivas como la elastografía transitoria y el ultrasonido) en los pacientes con MAFLD. Sin embargo, hasta ahora, se desconocía la influencia exclusiva del ejercicio físico sobre los resultados medidos por la biopsia (el criterio de referencia para el diagnóstico y la evaluación del MAFLD).
Un nuevo estudio, llevado a cabo por el equipo de Philip O’Gorman, del Trinity College de Dublín en Irlanda, indica que el aumento de la aptitud física, resultado de realizar ejercicio físico de tipo aeróbico (por ejemplo correr), puede ser un factor más importante que la pérdida de peso al evaluar la mejora de los pacientes con MAFLD.
«Los beneficios del ejercicio físico en los resultados hepáticos y cardiometabólicos para estos pacientes están muy claros», explica el Dr. O’Gorman. «Este estudio demuestra claramente el beneficio clínico del ejercicio en la MAFLD en tan solo 12 semanas y muestra el beneficio clínico de la mejora de la aptitud cardiorrespiratoria”. (Fuente: NCYT de Amazings)