Samba, fútbol y pandemia
Si en Europa y en gran parte de Sudamérica ya se empieza a hablar de apertura y nueva normalidad tras meses de confinamiento en la lucha contra el coronavirus, Brasil todavía sigue sin lograr controlar el coronavirus y disputa con EE. UU. e India el título de epicentro mundial de la pandemia.
Segundo país más afectado por la COVID-19, sólo superado por Estados Unidos, Brasil registró ayer 1.237 nuevas víctimas del virus y debe superar este fin de semana la trágica marca de los 100.000 muertos y 3 millones de casos confirmados. Una tragedia previsible gracias al manejo de la crisis por parte del presidente Jair Bolsonaro, que sigue su discurso basado en el negacionismo científico y tratando a la COVID-19 como una especie de enemigo político.
En medio a la emergencia nacional que vive el país, los dirigentes brasileños decidieron seguir el mantra de Bolsonaro –»Brasil no puede parar»– y han decido reanudar las competiciones regionales hace unas semanas, bajo mucha polémica y protestas de distintos clubes, entrenadores y futbolistas. Pero si las competiciones locales, que no exigían grandes desplazamientos, ya fueron un el gran desafío, hoy con el comienzo del Campeonato Brasileño es cuando se pondrán a prueba los protocolos (o la falta de) del fútbol en el país. Por el retraso de la conclusión de las ligas de São Paulo y Bahia, tres partidos de la primera jornada ya fueron aplazados.
El Brasileirão es una competición que reúne equipos de nueve estados del país, seis donde los números de la pandemia están en crecimiento totalmente descontrolado. Otros dos presentan datos de contagios estables y tan sólo uno con la curva descendente. Sin previsión de la vuelta de los aficionados a las gradas, la mayor crítica ha sido por el mantenimiento del formato original del torneo, con 38 jornadas con partidos de ida y vuelta. La previsión es que no haya parón de fin de año y que el campeonato sea disputado en pleno verano, concluyendo el 24 de febrero.
El gran protagonista deportivo de este Brasileirão será el catalán Domènec Torrent, exasistente de Guardiola, que llegó al vigente campeón, Flamengo, para sustituir a Jorge Jesus, que se marchó al Benfica. (as.com)