Vecinos, jóvenes y desempleados charlan en el interior de un bar entre cigarrillos, desayunos y aperitivos. Recuerdan sueños insólitos, comparten preocupaciones laborales y proyectan planes de futuro. El bar se encuentra en la ciudad de Cartagena, en el sudeste del país. A medida que avanza la jornada se escuchan, cada vez más cerca, los disturbios de la crisis industrial de 1992.

Ese año se celebraron en España los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla, vinculada a la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América. El país se presentaba ante la comunidad internacional como un país desarrollado, moderno y dinámico. Mientras tanto en Cartagena las protestas por la crisis industrial adquieren una violencia creciente hasta acabar con una revuelta multitudinaria que desemboca en la quema del parlamento regional.

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