Rusia respalda a China en Taiwán y Pekín le compra 10.000 millones de metros cúbicos de gas natural

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Los líderes de China y Rusia han mantenido este viernes una de las cumbres internacionales más esperadas, en la que han hecho frente común proclamando «una amistad sin límites»Xi Jinping y Vladímir Putin se han saludado en Pekín, pocas horas después de que este último aterrizara en la capital china para asistir a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno, celebrada esta noche.

Este encuentro llega cuando ambas potencias autoritarias tratan de reafirmar su oposición a Occidente, un antagonismo que, a su vez, ha acercado sus posiciones. El contexto es particularmente importante para el lado ruso, tras las tensiones geopolíticas globales provocadas por la presencia de sus fuerzas armadas en las inmediaciones de la frontera con Ucrania.

Rusia, que ha desplazado allí más de 100.000 efectivos, niega estar planeando una invasión pero amenaza con llevar a cabo una acción militar si la comunidad internacional no satisface sus exigencias respecto al país vecino.

La declaración conjunta emitida tras el encuentro de Xi y Putin ha hecho referencia a este tema. Pekín ha apoyado la reclamación rusa, llamando a detener la expansión de la OTAN hacia el este; mientras que Moscú ha expresado su apoyo absoluto a las demandas del gigante asiático tocantes a Taiwán. «Ambas partes creen que ciertos Estados, alianzas y coaliciones militares y políticas buscan obtener, directa o indirectamente, ventajas militares unilaterales en detrimento de la seguridad de otros», rezaba el texto.

El comunicado compartido por el Kremlin va más allá: Rusia y China «se oponen a una ampliación de la OTAN y piden a la Alianza que abandone sus enfoques ideologizados de Guerra Fría, (…) y ejerza una actitud justa y objetiva hacia el desarrollo pacífico de otros países». La versión china, en cambio, se limita a señalar que ambos líderes «han compartido un profundo y completo intercambio de puntos de vista sobre las relaciones entre China y Rusia, junto a una serie de cuestiones importantes relacionadas con la seguridad y la estabilidad estratégica internacional», sin mencionar a la OTAN de manera explícita. «Las dos partes han tomado parte activa en la reforma y el desarrollo del sistema de gobierno global, siguiendo el verdadero multilateralismo, salvaguardando el verdadero espíritu de la democracia», añade.

Gas por obsequio

Putin ha pisado suelo chino trayendo bajo el brazo un nuevo acuerdo comercial para suministrar 10.000 millones de metros cúbicos de gas natural adicionales. Rusia ha ofrecido, a través de la empresa bajo control estatal Gazprom, un contrato de treinta años de duración para suministrar este combustible fósil por medio de un nuevo gaseoducto, una transacción que, curiosamente, se realizará en euros para evitar posibles sanciones. Con este gesto, el presidente ruso tiende la mano al mayor consumidor de energía del mundo.

La reunión de Xi y Putin ha tenido lugar en el complejo de Diaoyutai, donde la cúpula del Partido Comunista recibe a sus más distinguidos invitados. Las imágenes compartidas por medios oficiales muestran a los líderes departiendo a lados enfrentados de una gran mesa, con el rostro descubierto, pero rodeados de asistentes que portan mascarilla.

Putin ha asegurado que «Rusia ve en China a su socio estratégico más importante y a un amigo de ideas afines, y ofrece los lazos como un ejemplo para las relaciones internacionales en el siglo XXI». Xi, por su parte, ha señalado que la cumbre «inyecta nueva vitalidad en la relación bilateral» y tampoco escatimó halagos. «China y Rusia se han mantenido fieles a su compromiso permanente y han mantenido sus vínculos en la senda de progreso constante. Ambos lados se han apoyado firmemente a la hora de defender sus intereses fundamentales, lo que ha fortalecido su confianza política».

El de hoy ha supuesto el primer encuentro personal de Xi con un mandatario extranjero en casi dos años. El anterior data de marzo de 2020, cuando se reunió con su homólogo pakistaní Arif Alvi. A partir de entonces, todas sus intervenciones en cumbres y eventos internacionales han sido telemáticas.

Esta es una de las consecuencias de la política de tolerancia cero de China, que ha logrado mantener la pandemia a raya gracias, en gran medida, a su aislamiento del resto del mundo. Una estrategia que encuentra en los Juegos Olímpicos de Invierno que han comenzado hoy una de las mayores pruebas a la fecha. La cita ha traído a Pekín a varios líderes internacionales, pero ninguno tan cercano como el ruso. Tras la reunión, Xi ha invitado a Putin a cenar, un rato en el que, según el comunicado oficial, «han profundizado en su conversación». (ABC)

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