Todo lo que debemos saber sobre los problemas que pueden sufrir nuestros paneles solares

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La utilidad de los paneles solares está fuera de toda duda. Invertir en un sistema fotovoltaico es sin duda una buena idea, pero también debemos tener en cuenta factores como su vida útil y su mantenimiento para asegurarnos de que dicha inversión será realmente rentable.

Porque, ciertamente, el rendimiento de nuestra instalación de paneles solares dependerá no solo de su correcta instalación y de la calidad de los componenes, sino también de la resolución de los posibles problemas que vayan apareciendo a lo largo de su prolongado período de uso, que puede medirse en décadas.

En efecto, los paneles solares también son susceptibles de sufrir fallos, y en especial, aquellos que denominamos estructurales deben ser vigilados y su resolución puesta en manos de profesionales para asegurarnos de que el equipo proporciona toda la energía posible.

Uno de los orígenes de los fallos estructurales se halla en que, como todo producto industrial, no está exento de imperfecciones. Dichas imperfecciones pueden ser debidas al propio proceso de fabricación o a un largo tiempo de exposición a los elementos. La identificación del problema exacto que los afecta es pues fundamental, ya que normalmente los paneles solares no actúan en solitario, sino que lo hacen junto a otros. Un grave problema en uno puede afectar en cierta manera a los demás y provocar reducciones en la producción de hasta el 20 por ciento, lo cual es una cifra alarmante si hemos dimensionado nuestra instalación con márgenes escasos.

Veamos ahora cuáles son algunos de estos problemas estructurales que pueden haber aparecido en los paneles solares y que deberíamos identificar lo antes posible para garantizar el rendimiento que buscamos para nuestro sistema.

Posibles defectos que pueden aparecer en nuestros paneles solares

El primer problema y uno de los más frecuentes son los llamados puntos calientes. Los paneles solares pueden desarrollar lugares que se calientan de forma imprevista debido a que se sobrecargan, algo que puede haberse originado en una mala soldadura durante su fabricación o incluso debido a defectos en las propias células solares. Por ejemplo, una soldadura mal efectuada puede disminuir la resistencia en la zona del panel que recibe la energía generada por la célula solar, lo que nos lleva a un aumento del voltaje y al crecimiento de la temperatura en ese punto. Si no queremos que se produzca un cortocircuito será necesario revisar la zona y resolver el problema, de lo contrario podríamos tener que afrontar un menor rendimiento y, peor aún, un acortamiento de la vida útil del panel solar.

Otro problema habitual son las microgrietas. Dado que los paneles solares poseen una cubierta cristalina, esta puede dañarse durante la fabricación, el transporte o la instalación, y sufrir microgrietas casi invisibles. Si bien su presencia no es grave, sí lo será si las grietas acaban creciendo de tamaño, teniendo en cuenta que dicha zona estará debilitada. Expuesta a la intemperie y a cambios de temperatura, las tensiones térmicas del frío y el calor podrían provocar la aparición de grietas mayores y, finalmente, desembocar en una pérdida de rendimiento de los paneles solares. De hecho, una microgrieta puede desconectar a una célula contigua (están conectadas en serie), así que el panel generará menos energía si pierde células activas.

Los paneles solares, después de su instalación, pueden tener un aspecto perfecto. Sin embargo, con el paso del tiempo pueden desarrollar otros problemas, como una decoloración en ciertos puntos, algo así como si un caracol hubiera dejado un rastro sobre su superficie. Normalmente, esto tiene su origen en defectos de fabricación, cuando un fallo en la aplicación de los materiales redunda en la aparición, dos años después, de humedad y oxidación. Las reacciones químicas consecuentes provocan la decoloración y un rendimiento inferior.

Otro problema que puede ocasionar una pérdida de rendimiento de hasta el 10 por ciento es aquel que surge cuando se produce una diferencia de voltaje entre el panel y la toma de tierra (que se utiliza por seguridad). Ese voltaje que se genera puede descargarse de forma parcial en el circuito primario de energía, y ello conlleva a una disminución paulatina del rendimiento del panel solar, que ve reducida su vida útil muy rápidamente.

Por último, hay que mencionar fenómenos como la corrosión interna, debido a que la humedad exterior puede penetrar en los paneles y provocar oxidación. Su origen está en fallos de fabricación, ya que los paneles solares deben ser completamente estancos. Si eso ocurre, pronto empezaremos a ver manchas oscuras en el interior, una mala señal que nos pondrá en guardia sobre lo que está sucediendo. Esas zonas oscuras, y peor si son grandes, disminuirán la cantidad de energía que el sistema puede generar. La corrosión, además, puede ocurrir en otras zonas del sistema. (Fuente: NCYT Amazings)

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