Nueva Caledonia abre la campaña de otro referéndum de independencia
La pregunta es muy clara, exactamente la misma que se planteó hace dos años: “¿Quiere que Nueva Caledonia acceda a la plena soberanía y se convierta en independiente?”. Los habitantes de este archipiélago en el Pacífico sur, a 17.000 kilómetros de la metrópoli y ligado a Francia desde hace 167 años, disponen de una nueva oportunidad para decidir la secesión en el nuevo referéndum del próximo 4 de octubre. Ayer comenzó la campaña.
En noviembre del 2018, los partidarios de seguir siendo parte de Francia ganaron, pero el 56,7% de votos obtenido fue bastante inferior al esperado, por lo que esta vez hay más expectación por el desenlace. Si los separatistas no lo consiguen, tendrán todavía otra oportunidad, un tercer referéndum, en el 2022.
Estas tres ocasiones seguidas para acceder a la independencia fueron una de las condiciones acordadas en 1998 entre el Frente de Liberación Canaco Socialista (FLNKS) –separatistas y que representan a la población autóctona– y los no independentistas, en su mayoría de origen francés, europeo o de otros países, con el Estado francés en un papel de árbitro y garante. En el caso de que el tercer referéndum tampoco decidiera la independencia, deberá haber nuevas conversaciones sobre el futuro del archipiélago.
A diferencia de otros territorios franceses de ultramar, como las islas antillanas de Guadalupe y Martinica, las de Mayotte y la Reunión –en el Índico–, o la Guayana francesa, que son departamentos franceses a todos los efectos, Nueva Caledonia tiene un estatus distinto. París acepta aplicar los parámetros de la descolonización. En ello influyen la fuerte personalidad de la población autóctona, los canacos –casi el 40% de los habitantes– y el hecho de que, durante años, hubiera un sólido movimiento independentista. En los años ochenta del siglo pasado hubo insurrección armada del FLNKS y a punto estuvo de producirse una guerra civil con la población lealista. (La Vanguardia)