Vacunación en área rural del eje sólo llega al 25% por 3 factores
Una de cada cuatro personas fue vacunada en el área rural de los departamentos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Especialistas advierten que este bajo porcentaje se debe a la limitada capacidad instalada de los centros de salud, la falta de comunicación sobre los beneficios de la dosis y la costumbre de los pobladores de usar alternativas para atender las enfermedades.
“La población urbana tiene un concepto del proceso de salud de una enfermedad desde un punto de vista occidental: (acceder) a atención médica y a un sistema de salud. En el área rural, en función a determinados grupos étnicos de una zona, la cosmovisión del proceso salud de una enfermedad es diferente”, dijo Guillermo Cuentas, exministro de Salud.
Por ejemplo, en el mundo rural del altiplano, los pobladores hablan del k’ari k’ari y del ajayu. “Son formas de entender esa cosmovisión y con las vacunas sucede exactamente lo mismo. Ellos tienen un desconocimiento de las propiedades del fármaco y, al estar en zonas muy dispersas, el impacto de la covid no fue el mismo que en las ciudades por información, comunicación y otros”, añadió el experto.
En el área rural del departamento de La Paz se vacunó a un poco más de 85.000 personas, es decir un 14% de la población que vive en esas zonas. En Santa Cruz, la cifra es mayor, un 31% de los habitantes de las provincias recibieron las dosis y en Cochabamba, un 70% de los vacunados pertenecen a la zona urbana y los otros 30% al área rural. En promedio, un 25% de las personas que no viven en las ciudades del eje fueron vacunadas hasta la fecha, según datos de los Servicios Departamentales de Salud (Sedes) y las autoridades locales.
El jefe de Epidemiología del Sedes de La Paz, Mayber Aparicio, reconoció que los porcentajes de vacunación en el área rural son bajos. Explicó que están trabajando para ver cuáles son los “conocimientos, actitudes y prácticas” de la población que no se vacunó. De esa manera, según la autoridad, buscan identificar las razones por las que la gente no fue inmunizada. “Veremos cómo se puede modificar”, sostuvo. “Trabajaremos para cambiar estos aspectos y subir el número de aplicación de las vacunas”, añadió.
Limitada capacidad
Un segundo problema identificado en las zonas rurales del país es el reducido número de los centros de salud y su limitada capacidad de resolución. “Estos elementos influyen para que el porcentaje de vacunación sea tan bajo, generando una legítima preocupación”, dijo Cuentas.
Andrés Uzín, especialista en políticas y gestión pública, dijo que en el área rural tienen muchas carencias, en especial, en salud.
“(Este bajo porcentaje) no es producto de la negligencia de la gente. La desventaja del país es que si bien el 70% de la población está en las ciudades, el 30% está en el área rural, pero en lugares muy dispersos como sucede con La Paz. Hay poblados muy alejados como Guanay, Moco Moco y Combaya. Este último tiene 1.618 habitantes. Entonces llegar con vacunas refrigeradas es un problema logístico”, dijo Uzín.
Un tercer factor que influye en el bajo nivel de vacunación de las zonas rurales es la falta de comunicación, aseguró el especialista Guillermo Cuentas.
“Se debe usar los idiomas nativos en un proceso intenso de información y comunicación para incrementar el porcentaje de población vacunada en el área rural. De lo contrario, continuaremos con esas cifras bajas. Mientras no se vacune al 60% de la población, no podremos llegar a la inmunidad comunitaria”, dijo Cuentas.
El secretario de Salud de la Alcaldía de Cochabamba y exministro de Salud, Aníbal Cruz, dijo que hay poca afluencia de la población ante grupos que tratan de confundir o dar mala información.
“En el área rural tenemos poca información; además, existe desinformación de parte de grupos religiosos”, advirtió. Aclaró que “normalmente” hay una diferencia en la vacunación entre la zona urbana -el eje de conurbación- y el campo de un 30%. “Es más en la ciudad que en el campo”, explicó Cruz.
Otro factor es la desconfianza en la vacuna rusa Sputnik V. “No hay una provisión continua de la segunda dosis. Eso está mal porque el Gobierno debe garantizar la provisión exacta en los tiempos exactos. Eso crea desconfianza”, sostuvo el exministro.
Daniel Cazas, secretario ejecutivo del Sirmes El Alto, coincidió en afirmar que el bajo porcentaje se debe a la mala información de las personas. “Esos datos que pasan de boca en boca hacen que las vacunas no tengan credibilidad. Pedimos a las autoridades promover la inmunización con fuertes campañas de información”, sostuvo.
La anterior semana, autoridades nacionales informaron que el Gobierno nacional emprende una campaña mediática basada en al menos cuatro ejes comunicacionales: información en 34 lenguas originarias, incidencia en las razones para vacunarse, mensajes sobre una inmunización segura y la lucha contra la desinformación. Los mensajes para impulsar la vacunación se trabajan en 34 idiomas originarios, con la colaboración del Instituto Plurinacional de Estudios de Lenguas y Culturas (Ipelc). En una entrevista anterior, el director ejecutivo de esa entidad, Wálter Gutiérrez, hizo hincapié en la necesidad de acompañar la vacunación con mensajes en idiomas nativos para su aceptación. (Página Siete)