El Villarreal torpedea al Bayern en el 87’… y a semifinales

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Mientras escribo esta histórica crónica, la grada del Allianz camina en silencio a casa, cabeza gacha. Y en la megafonía suena la ‘Sinfonía Agridulce’ de The Verve. Acertadísima elección. Agria, muy agria la noche, para un Bayern que se desangra. Y dulce, muy dulce para un Villarreal que va a pisar las semifinales de la Champions por segunda vez en su vida. 95 minutos de sufrimiento y un gol de Chukwueze que pasará a la historia del Submarino amarillo.

El tifo que enseñó la grada muniquesa antes del partido mostraba el rostro del Torpedo Müller, máximo goleador de la historia de la Bundesliga. «Torpedo para siempre» se podía leer. Pero el torpedo estaba dentro del Submarino. Salió al final del partido. Se llamaba Samu Chukwueze. Es de Nigeria. Y ya es eterno. Arruabarrena ya tiene sucesor. Y el Villarreal tendrá la ocasión de vengar el penalti de Riquelme y meterse en la finalísima de la Champions. Machada.

Emery sigue sin perder una eliminatoria europea con el Villarreal. En el Allianz plasmó un planteamiento perfecto sobre el verde. Y además, una vez que sus jugadores lo interpretaron y llegaron a la hora de la verdad dentro de la eliminatoria, hizo los cambios adecuados en el momento perfecto. Chukwueze puso la velocidad que necesitaba el equipo para atemorizar al Bayern en una contra. Y le salió redondo.

El Villarreal tenía desde el inicio bien clara la pauta a interpretar. Salió con las ideas muy claras aunque claro, jugar en el Allianz ante el Bayern, lo dificulta bastante. Aún así, el Submarino trató, durante toda la primera parte, de tener posesiones largas, con el fin de apagar el fuego que salía de los once pares de botas del Bayern y de las 75.000 gargantas que llenaban el majestuoso estadio bávaro.

El Bayern, como era de suponer, salió en tromba. Aunque no creó demasiadas ocasiones claras en la primera mitad. Cada minuto que pasaba era una minivictoria amarilla. Pero la renta era muy exigua. Musiala tuvo las dos más claras del equipo de Nagelsmann en la primera mitad. En la primera, golpeó mordido el balón con todo a favor. En la segunda, de cabeza, remató a las manos de Rulli.

El Villarreal sufría, a la espera de la suya. Y llegó. Danjuma en una contra se plantó ante Neuer. El Allianz enmudeció por un segundo. Pero el neerlandés golpeó con la izquierda y ni siquiera cogió puerta. Primer aviso. El segundo fue de Gerard, muy similar, al filo del descanso. Pero el balón también se fue al lateral de la red.

Otra vez perdonaba el Submarino al gigante alemán. Demasiadas veces. En la segunda parte aún salió más en tromba el Bayern. En cinco minutos ya habían avisado Musiala y Upamecano, a la salida de un córner. Pero fue Lewandowski el que abrió lata y dio esperanzas de remontada al seis veces campeón de Europa. Parejo dio un mal pase en la salida, el balón le llegó a Müller que conectó con el goleador polaco, casi sin mirarle. Y este mandó a la jaula la primera que tuvo. Eliminatoria empatada.

40 minutos por delante y el Bayern volcado. Resoplido. Como dijo Emery en la previa, no había que perder la cabeza si sucedía esto. Y así fue. Cabeza fría y a seguir. El Bayern apretaba, había que mantenerse de pie. Müller, tras un centro lateral, la tuvo pero llegó forzado y remató alto. Después, otra vez Müller, de cabeza, otra clara que mandó fuera. Era un sinvivir.

El aura del Torpedo planeaba en Munich. Pero el Villarreal mantenía el tipo, obligando al Bayern a repetir centros laterales con ventaja para Albiol y Pau. Sólo Coman ponía algo en problemas a Foyth. La eliminatoria se encomendaba a la prórroga. Hasta que apareció Gerard, en una cabalgada enorme, memorable por los siglos de los siglos en Vila-real. Pase de la muerte a Chukwueze y gol del nigeriano. Munich enmudeció y los 1.500 que estaban en lo más alto de una de las gradas enloqueció. ¿Dónde estabas el día del gol de Chukwueze? Yo estuve allí.

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