Pedro Castillo acumuló más de 200 escándalos en su gestión
Pedro Castillo estuvo en el poder 514 días. Durante ese tiempo, su gestión se vio envuelta en distintas polémicas. ECData revisó el archivo periodístico del período que comprende el mandato castillista y halló que el Gobierno acumuló, al menos, 201 escándalos.
El primero de ellos ocurrió a pocas horas de haber asumido el mando, cuando nombró primer ministro a Guido Bellido, investigado por apología al terrorismo. La última polémica que protagonizó el Gobierno fue, también, la que terminó con el mandato: la disolución inconstitucional del Congreso horas antes de que se debatiera la tercera moción de vacancia contra el presidente.
Las polémicas más resaltantes de Castillo incluyen la revelación del excomandante del Ejército, José Vizcarra, de las presiones por parte del exsecretario de Palacio de Gobierno, Bruno Pacheco, y del exministro de Defensa, Walter Ayala, para acceder a ascensos irregulares.
También generaron revuelo las declaraciones de la lobista Karelim López sobre la existencia de una mafia en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y de un grupo de congresistas de Acción Popular apodados “Los Niños”. Otro caso escandaloso fue la revelación de un presunto tráfico de influencias por parte de Yenifer Paredes, cuñada de Castillo.
Gran parte de las polémicas que marcaron el gobierno de Pedro Castillo estuvieron relacionadas con designaciones de personas cuestionadas o sin experiencia en cargos del Estado. Según un informe de ECData, hacia mayo de este año, el Ejecutivo acumulaba al menos 122 nombramientos cuestionados, con una frecuencia de una designación polémica cada dos días.
Para la politóloga María Claudia Augusto, la situación de inestabilidad que se ha vivido se explica desde el origen del gobierno: un presidente que llega sorpresivamente a la segunda vuelta sin plan, meta, ni equipo. “Es un gobierno que, en líneas generales, fue corrupto, ineficiente e improvisado”, señala.
En esa misma línea, el politólogo Mauricio Zavaleta agrega que Castillo “se rodeó de personas que lo llevaron a la inestabilidad total”.
En ese sentido, Paulo Vilca, director del Observatorio Regional 50+1, sostiene que el gobierno de Castillo entró con una lógica de copamiento y que, además, una de sus estrategias para enfrentar a la oposición e intentar mantener su estabilidad política fue el “cuoteo”.
“Castillo buscó aliados a partir de ciertos espacios de poder, una situación que puede llevar a que ingresen personas que no cumplen con los requisitos o que solo buscan beneficiarse del ejercicio del cargo”, explica.
Vilca subraya que, si bien estas prácticas han ocurrido en gestiones anteriores, en esta en particular han sido mucho más evidentes.
“Se ha vivido en una suerte de enfrentamiento permanente y este contexto de polarización ha permitido que el impacto de estas polémicas se potencie”, afirma.
Augusto subraya también el pobre papel que cumplió el Congreso. “La oposición se aferró a un discurso donde lo que había que combatir era más el comunismo que la corrupción. Se tenía un Congreso que tampoco quería irse”, enfatiza.
Agudización de la crisis
El análisis también revela que, en los últimos 37 días, los escándalos protagonizados por el Ejecutivo fueron en aumento: se dio una polémica cada dos días. El especialista explica que el contexto político en el que se ha vivido ha estado marcado por actores con comportamientos muy cuestionados y de bajo nivel de gestión, debido, sobre todo, a las características de los políticos que se han elegido.
María Claudia Augusto considera que la situación era insostenible desde hace tiempo. “La única razón por la que Castillo se mantenía era porque la oposición tampoco tenía los votos para sacarlo y eso se puede explicar por muchas razones políticas”, afirma.
Para Mauricio Zavaleta, los eventos ocurridos en las últimas semanas están vinculados a un mal cálculo político por parte del expresidente y a la influencia que tienen sobre él actores poco estratégicos. El experto afirma que Castillo había conseguido establecer un vínculo con parlamentarios leales que no iban a votar por su vacancia.
“Sin embargo, luego comete un error con la cuestión de confianza de Aníbal Torres. Si Castillo no respaldaba a Torres, seguiría siendo presidente”, asegura Zavaleta.
Augusto indica que un efecto de la inestabilidad en la que ha estado sumida el país es el deterioro en la gestión pública. Según la especialista, desde la transición democrática el Estado peruano había intentado reunir cuadros en algunas carteras y modernizarse.
“Contrariamente a lo que Castillo prometió en campaña, lo que se visto es un destartalamiento y una captura de partes del Estado por personas sin ningún interés en mejorarlo”, afirma la especialista.