Tragedia en el mar Jónico

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Survivors of a shipwreck rest in a warehouse at the port in Kalamata town, about 240 kilometers (150 miles) southwest of Athens, Wednesday, June 14, 2023. A fishing boat carrying migrants trying to reach Europe capsized and sank off Greece on Wednesday, authorities said, leaving at least 79 dead and many more missing in one of the worst disasters of its kind this year. (AP Photos/Thanassis Stavrakis)

Nueve egipcios que podrían ser acusados de homicidio por el último naufragio masivo en el mar Jónico están bajo custodia en Grecia. El lunes declararán ante un juez, lo que podría ayudar a esclarecer la estructura de una de las organizaciones delictivas que han convertido el Mediterráneo central en un cementerio, con la desguazada Libia como trampolín principal de la inmigración irregular.

De momento no ha aparecido el capitán y hasta se desconoce la nacionalidad de aquellos que se embolsaron alrededor de tres millones de euros por mandar a la deriva a cientos de congéneres. Entre ellos, un mínimo de veinte mujeres y niños –hasta cien, según otras fuentes– que habrían perecido sin excepción, al haber sido encerrados en la bodega, para apartarlos de una cubierta congestionada.

Los testigos acusan a los contrabandistas de huir en botes neumáticos mientras la nave se hundía

Los desaprensivos primero llenaron el cascarón pesquero a rebosar con más de medio millar de pasajeros, con una tarifa de 4.000 a 6.000 euros, más propia de un crucero de placer. Su vía crucis empezó la mañana del sábado en Tobruk, Libia –aunque el barco había llegado desde Egipto– y terminó abruptamente en la madrugada del miércoles, casi sin víveres ni agua y todavía a medio camino de Italia.

Cuando las cosas se pusieron feas, los contrabandistas y la tripulación se abalanzaron sobre los botes neumáticos y abandonaron a los clientes a su suerte y, por supuesto, sin nada parecido a un chaleco salvavidas. Así lo recuerda uno de los 104 supervivientes, al que saber nadar le salvó la vida.

Otro afectado, sirio, atribuía ayer el naufragio al movimiento súbito del pasaje para hacerse con los víveres que, con la mejor intención, ofrecía un barco de auxilio. La nave, abarrotada, se escoró y volcó.

Eso no ha evitado las críticas a las autoridades griegas, que no supieron o no pudieron impedir la catástrofe, pese a que Frontex vigilaba la trayectoria de la nave desde el mediodía y una patrulla costera griega la siguió de cerca durante varias horas.

Fuentes griegas aseguran que antes de la medianoche llegaron a lanzar una cuerda al pesquero, para remolcarlo hasta la costa, pero que elementos a bordo se rebelaron y llegaron a cortarla. “No help, go Italy”, habrían gritado, en inglés macarrónico (“Ayuda no, vamos a Italia”).

Por el camino, algunas llamadas desesperadas a entidades que desde Europa trabajan para favorecer los rescates.

El jueves hubo manifestaciones de protesta en algunas ciudades griegas

Ante la dimensión del drama, con pocos precedentes en Grecia, con 78 cadáveres rescatados –solo uno de los cuáles pertenece a una mujer– y por lo menos trescientos más en el fondo del mar, el jueves hubo manifestaciones de protesta en algunas ciudades griegas. Desde organismos de la ONU se ha criticado también que Atenas –actualmente con un gobierno provisional– no acertara a coordinar una acción de rescate a tiempo.

La inmigración ilegal evita Grecia últimamente, por el mayor control en los campos de refugiados y el aumento de las deportaciones y a sabiendas de las mayores dificultades, en cualquier caso, para alcanzar el corazón de Europa a través de los Balcanes. Algo que ha llevado al establecimiento de rutas cada vez más largas y peligrosas, aunque con naves de mayor envergadura, para intentar alcanzar la costa continental italiana en situaciones dramáticas. Desde el este de Libia –en lugar del oeste, más cercano– o Líbano.

Muchos de los supervivientes del naufragio, que intentaban entrar ilegalmente en la Unión Europea, eran conducidos esta mañana en autobuses desde Kalamata al campamento de detención de Malakassa, cercano a Atenas. El gobierno heleno asegura que las solicitudes de asilo que se presenten serán examinadas y que aquellos que no cumplan los requisitos –previsiblemente la inmensa mayoría, puesto que no hay guerra en Egipto ni en Pakistán y las armas han callado en Libia o en Siria– serán deportados. (EFE)

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