El escándalo olímpico en la derrota de Argentina ante Marruecos
De guion de película, pero de película mala. La andadura de Argentina en los Juegos Olímpicos se ha visto truncada por un pie más adelantado de lo debido y un gol anulado por el VAR una hora y cuarto después del supuesto final del partido entre la albiceleste y Marruecos. Pero empecemos por el principio.
En un mal partido por parte de la selección que dirige Javier Mascherano, que perdía por 2-0 en el minuto 50, el gol de Giuliano Simeone en el 67′ dio alas a los sudamericanos que buscaron la portería marroquí con insistencia.
Entonces, la ininterrumpida salida de espontáneos, algo poco habitual en una cita tan importante y controlada como la olímpica, obligó al árbitro del encuentro, el sueco Glenn Nyberg a decretar una prolongación de 16 minutos.
En el descuento, concretamente en el 106′, Medina, tras una jugada con hasta tres largueros, metió el tanto del empate para delirio de los jugadores argentinos. En la celebración del tanto, un petardo cayó cerca de los futbolistas y luego se produjo una invasión de campo que obligó al colegiado a meter a los deportistas en los vestuarios.
Ya a puerta cerrada, y tras volver los jugadores de ambos conjuntos a realizar ejercicios de calentamiento, se reanudó el partido. Lo hizo con la revisión del tanto por parte del VAR que decretó fuera de juego por la punta de la bota de un futbolista argentino en medio de esa jugada embarullada.
Si hubiera sido gol válido, varios medios argentinos informan de que se hubiera terminado ahí el partido. Como resultó invalidado, se disputaron los últimos tres minutos del encuentro correspondientes a la revisión por parte del videoarbitraje.
Finalmente, Argentina no consiguió empatar y terminó cediendo los tres puntos al conjunto africano. «Es el circo más grande que he visto en mi vida», cuentan que se escuchó decir a Javier Mascherano. «Escándalo» se leía de la boca de varios futbolistas argentinos.
Mal inicio para los chicos de Mascherano en el grupo B, aunque aún les queda el enfrentamiento ante Irak o Ucrania para intentar enderezar su camino. No obstante, el primer sainete de los Juegos Olímpicos no se los quita nadie. (El Diario)