‘Los héroes del tiempo’ – El tiempo en sus manos

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Como cabía suponer, esperar y hasta desear, ‘Los héroes del tiempo’ es una libre reinterpretación moderna de la película dirigida por Terry Gilliam en 1981 de la que a decir verdad, un servidor apenas se acuerda (aunque no hace ni seis años desde que la vi, puede que por primera vez). Quizá, es posible, que una de tantas consideradas «joyas de culto de los 80» que a diferencia de por ejemplo ‘Los Goonies’, cuarenta años después lo son más por la nostalgia de quién las recuerda que por sus propios méritos. Quizá, es posible. Quién sabe…

En cualquier caso, esta serie de aventuras de corte claramente familiar destaca por su persistente e incesante sentido del humor, con sus creadores Taika Waititi, Jemaine Clement e Iain Morris emulando de alguna manera -o como mínimo recordando sobremanera- a los Monthy Phyton (de la Amblin de Steven Spielberg). Es, de hecho, más comedia que de aventuras, siendo que su condición de producto para todos los públicos la condiciona, o la reduce a ser no más que un desacomplejado, simpático y -muy a menudo- divertido pasatiempo.

No más, pero tampoco no menos que un pasatiempo altamente entretenido, bastante eficaz y sí, repito, simpático y -muy a menudo- divertido. A Waititi, Morris y Clement les pega un proyecto que casa con su personalidad de manera orgánica y natural, y que a falta de que pasen cuarenta años que la puedan convertir en la joya de culto de algunos adultos del mañana captura, o al menos lo intenta con bastante acierto ese tono característico de la fantasía familiar de los 80, tipo ‘Dentro del laberinto’, marcada por la pureza y la inocencia.

Es de lo que se trata: de poder compartir sofá y ventilador con la familia sin que por ello nadie sienta que le están castigando. Diez capítulos de no más de 40 minutos que enganchan por su agilidad, desenfado y ligereza, por más que sea esta misma agilidad, desenfado y ligereza lo que, probable e irremediablemente, cause que no termine de ser algo memorable. Y es que, siendo obvios, su condición de obvio producto familiar descarta en gran medida que se descarrie y adopte grandes riesgos, cometa grandes locuras y cosas de ese tipo de cosas.

Lo que no impide que ‘Los héroes del tiempo’ sea una producción muy disfrutona y altamente decente de principio a fin, así, por resumir. Puede que, como siempre, como adultos desencantados y acomplejados por una infancia que nunca volverá salvo en sueños, podemos desear que fuese algo más transgresora. Como por ejemplo también podemos desear tener cuarenta años menos y poder verla sin mayores prejuicios. Quizá, es posible. Aunque no hace falta. Basta con dejarse llevar. Es fácil, cómodo y sobre todo muy satisfactorio. (ESA)

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