París echa al jefe de inteligencia militar por errar sobre Rusia
El jefe de los servicios de inteligencia militar franceses (DRM), el general Éric Vidaud, se ha visto obligado a abandonar su puesto, en el que llevaba solo siete meses, por no haber sabido prever la invasión rusa de Ucrania del 24 de febrero pasado.
El jefe del Estado Mayor de los ejércitos, el general Thierry Burkhard, habría ofrecido a Vidaud la posibilidad de dejar sus funciones en verano, pero el interesado prefirió abandonar el cargo de inmediato. Antes de ser nombrado al frente de la DRM, uno de los principales servicios de inteligencia del Estado francés, Vidaud mandaba las fuerzas de operaciones especiales (COS), las unidades de élite de las fuerzas armadas.
Desde que Vladímir Putin decidió atacar Ucrania en una o–peración de gran envergadura, en Francia se han preguntado por qué sus expertos de inteligencia y sus políticos se equivocaron hasta el último momento sobre las verdaderas intenciones del jefe del Kremlin. De hecho, el presidente Emmanuel Macron habló con Putin repetidas veces, por lo que tenía impresiones de primera mano.
En realidad, ninguno de los numerosos especialistas franceses en Rusia acertó. Algunos han hecho después el mea culpa. Todos creían que Putin no llegaría a hacer lo que hizo, al considerar descabellada una invasión a gran escala con el objetivo de ocupar y controlar Ucrania entera. Creían a Putin más realista de lo que demostró ser. El general Vidaud se convierte, por tanto, y más allá de sus errores de análisis, en un cabeza de turco al que se hace pagar por la inopia generalizada.
Quizás influyó en la equivocación francesa la profunda desconfianza que había en Francia hacia los servicios de espionaje estadounidenses después del fiasco anterior a la guerra de Irak del 2003, cuando la Administración de George W. Bush divulgó informaciones –que demostraron ser erróneas o manipuladas– sobre los arsenales de destrucción masiva de Sadam Husein. París, pues, no se fiaba ahora de Washington cuando Joe Biden insistía en que la invasión estaba decidida y era inminente.
En las frecuentes comunicaciones del Elíseo con la prensa internacional a lo largo de esta crisis, las fuentes de la presidencia francesa siempre han dicho que sus servicios de inteligencia disponían de elementos iguales o muy similares a los que manejaban los norteamericanos. Hubo reuniones virtuales en las que compartían estos datos. La diferencia, pues, era de interpretación. Y ahí no solo intervenían los militares sino también los políticos.
Tal vez, la mayor diferencia entre los servicios franceses y los estadounidenses y británicos fue que los segundos, más allá de la información de sus satélites, también disponían, probablemente, de algún topo muy bien colocado en la cúspide del poder ruso, dada la precisión de los detalles que tenían sobre los planes de Putin. (La Vanguardia)