Venezuela sigue entre los tres países más violentos de América Latina

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CAR13. CARACAS (VENEZUELA), 17/04/2014.- Manifestantes opositores al Gobierno del presidente Nicolás Maduro se enfrentan con miembros de la Policía Nacional Bolivariana hoy, jueves 17 de abril de 2014, en el sector de Chacao, Caracas (Venezuela). El país vive una crisis política que se ha agudizado en los últimos dos meses con una ola de protestas que, en ocasiones, han degenerado en hechos de violencia con un balance de 41 muertos, más de 650 heridos y cientos de detenidos. EFE/Miguel Gutiérrez

Venezuela comparte junto a Honduras y El Salvador la peor categoría de estar entre los primeros tres países más violentos de América Latina con una tasa de 40 muertes violentas por cada 100 mil habitantes. Una cifra que en los últimos dos años ha sido la misma.

Las cifras de violencia y criminalidad no se redujeron en los últimos dos años en Venezuela a pesar del fuerte confinamiento, que por la pandemia impuso el régimen de Nicolás Maduro.

Según el último informe anual que presentó a la prensa local el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) 2022, los dos países centroamericanos, Honduras y El Salvador, mantienen su tendencia de reducir cada año el número de homicidios y asesinatos . «En Honduras se estima que la tasa de homicidios a fin de año estaría entre 37 y 38 por cada cien mil habitantes y será menor que en años anteriores», dice el informe.

Mientras que en El Salvador «es difícil hacer estimaciones, pues después de haber tenido en 2015 una tasa de 104 por cada cien mil habitantes, la más alta de la región, se ha dado una importante reducción en los homicidios que ha ubicado la tasa alrededor de 20 víctimas en años recientes».

«Sin embargo, resulta imposible saber todavía cuáles son los efectos de la fuerte acción represiva que el gobierno de Nayib Bukele emprendió contra las bandas organizadas (maras) y qué repercusiones podrá tener sobre el comportamiento violento en general en el país», dice el informe.

Las muertes violentas en Venezuela

De acuerdo con el informe del OVV, que dirige el sociólogo Roberto Briceño León, el año pasado se produjeron unas 10.737 muertes violentas por homicidios y asesinatos que comparados con el 2021 presentó 11.081 víctimas fatales, una diferencia del 3% insignificante.

Las muertes violentas de los dos últimos años se desglosan según las modalidades de homicidios, intervención policial y militar por «resistencia a la autoridad» y desapariciones forzosas. La población venezolana se ha reducido a 26,5 millones de habitantes después del éxodo de 7,1 millones de personas que han escapado de la miseria del país.

El año pasado, seis entidades federales tuvieron una tasa de muertes violentas superior a 41 por cada cien mil habitantes: el Distrito Capital (67); La Guaira (50) Miranda (48); Bolívar (43); Guárico (41) y Carabobo (41). Y siete estados tuvieron una tasa de muertes violentas por encima de 30 víctimas por cada cien mil habitantes: Aragua (35) Amazonas, Monagas y Anzoátegui con 34; y Trujillo, Delta Amacuro y Zulia con 33, revela el OVV.

Las franquicias delictivas

La apertura económica iniciada por Maduro ha impulsado también los índices de criminalidad, robos, secuestros, impunidad y corrupción en todos los niveles, que se acompañan con muertes violentas.

«La dolarización del comercio y el trabajo, las actividades de minería extractiva, el lavado de dinero y la droga, así como las remesas familiares, ofrecen nuevas oportunidades de actuación al crimen y permiten explicar el resurgimiento de tipos de delitos y de violencia que se habían reducido de una manera significativa», señala el informe.

También se pudo observar un incremento generalizado de las actividades de extorsión sobre aquellos actores económicos o individuos que tenían acceso a dólares u otras monedas extranjeras. De una manera muy significativa, afectó al comercio de bienes importados, cuyas transacciones se realizan en moneda extranjera y que son objeto continuo de amenazas verbales directas, con audios y videos, o incluso con agresiones, como la explosión de granadas en los locales comerciales, añade la OVV.

El incremento del secuestro ha sido posible por la eventualidad de cobrar el rescate en moneda extranjera a los familiares de las víctimas por parte de delincuentes, crimen organizado, policías y militares y nuevas bandas.

Otra modalidad son las mafias de los pasos fronterizos que roban y extorsionan a los emigrantes, y en algunos casos «los obligan a participar de manera forzosa en actividades delictivas como el traslado de drogas, la prostitución».

Por último la creciente internacionalización de los delincuentes locales. «Esto ha llevado a la formación de novedosas estructuras de organización, semi autónomas, pero coordinadas, que en unos casos pueden adquirir la forma de una suerte de «franquicia» delictiva», concluye el informe. (ABC.es)

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