Pica, impulsor de la “pequeña nueva Bolivia” que resultó ser un pederasta
Alfonso Pedrajas Moreno (España 1943 – Bolivia 2009), mejor conocido como padre Pica, el sacerdote jesuita que abusó de más de 80 menores de edad en el país, la mayor parte en el internado Juan XXIII de Cochabamba, se hizo conocido durante sus años de actividad como el “impulsor de la nueva Bolivia”, razón por la que le dieron reconocimientos.
En marzo de 2009 la prensa local escribió sobre él como el jesuita que dedicó 17 años de su vida a la educación en el internado Juan XXIII, que en un tiempo hasta llegó a ser conocido como la “pequeña nueva Bolivia”.
También se decía que Pica se dedicó a “encauzar” las vocaciones de los jóvenes hacia la Compañía de Jesús, en su función de coordinador de la pastoral vocacional y que por esa labor y otras ya había cumplido “suficientemente” con su misión. Llegó a ser calificado como un educador, creativo y audaz.
De acuerdo con la publicación de El País de España, medio que reveló los vejámenes que cometió, fue en octubre de 1971 cuando lo nombraron subdirector del Colegio Juan XXIII, un internado que en esos años rescataba a niños de la pobreza. “El jesuita era uno de los encargados de recorrer Bolivia en busca de estos chavales”, publicó.
A los tres años de llegar, el religioso ascendió a director y transformó el colegio en un pequeño “Estado”. Los internos mayores trabajaban la mitad del día para que el centro pudiese autoabastecerse: tenían una panadería, cerdos, vacas y un huerto.
Fabricaban tapas para alcantarillado que luego vendían a la municipalidad de la localidad, publicó el medio español.
“Se hacían llamar Pequeña Nueva Bolivia y el poder último lo ostentaba Pica. El jesuita dirigía el centro y las vidas de cientos de alumnos. Muchos antiguos alumnos, nacidos en familias pobres, recuerdan en sus redes sociales aquellos años con cariño”, señala el reporte.
Por sus aulas pasó el histórico dirigente masista Filemón Escobar, y el diario paceño La Razón lo presentó como un “educador para la libertad”, en una publicación de 2009.
No obstante, el sacerdote, a lo largo de su vida, escribió un diario de 383 páginas, en el que confiesa sus delitos y revela que la Iglesia y particularmente la Compañía de Jesús, de la que era miembro, lo encubrió.
Pica llegó a escribir el probable número de sus víctimas. “Hice daño a mucha gente (¿a 85?), a demasiados”, testimonió.
El diario habló con cinco de las víctimas, con las que confirmó los abusos cometidos por Pica.
Entre 1961 y 1971, Pedrajas residió entre Bolivia, Perú y Ecuador. Pasó por los centros bolivianos de San Calixto, el Colegio Nacional Ayacucho y el Correccional de Menores, los tres en La Paz, para luego cometer los abusos en el colegio Juan XXIII. (Página Siete)