Controlar las ondas cerebrales para reducir el dolor
La fibromialgia es una patología de dolor crónico que se caracteriza por una sensibilidad generalizada y exacerbada al dolor, así como por otros síntomas como fatiga, rigidez matinal, problemas de sueño y disfunciones cognitivas y afectivas. Diversos estudios de prevalencia han puesto de manifiesto que la fibromialgia afecta aproximadamente al 2-3 por ciento de la población adulta y con mayor frecuencia a mujeres que a hombres. Si bien el origen de la fibromialgia es todavía desconocido, varias investigaciones previas han señalado que las personas con fibromialgia presentan un funcionamiento alterado de determinadas regiones cerebrales que son relevantes para procesar los componentes emocional y cognitivo del dolor.
Además, se ha demostrado que los pacientes con dolor crónico pueden conseguir una mejoría en la percepción del dolor mediante el entrenamiento dirigido a modificar la actividad cerebral con neurofeedback. Esta técnica experimental permite visualizar la actividad cerebral con el objeto de que el propio paciente pueda modificarla. Concretamente, el entrenamiento mediante neurofeedback para modificar el ritmo sensoriomotor (oscilaciones cerebrales entre 12 y 15 Hz registradas sobre las cortezas somatosensorial y motora) ha mostrado efectos significativos para reducir el dolor a corto plazo en estos pacientes.
Recientemente, un equipo de investigadores del grupo de investigación en Neurociencia Cognitivo-Afectiva y Psicología Clínica (CANCLIP) de la Universidad de les Illes Balears, la Universidad de Granada y la Universidad Jaume I de Castelló (España) ha publicado un estudio en la revista Frontiers in Neuroscience en el cual concluyen que el neurofeedback del ritmo sensoriomotor incrementa la conectividad funcional entre regiones somatosensoriales y motoras en determinados pacientes con fibromialgia.
En el estudio, los pacientes participaron en un programa de entrenamiento de seis sesiones de neurofeedback. Durante las sesiones, se llevaron a cabo varios ensayos en los que se mostraba una bola moviéndose horizontalmente en la pantalla de un ordenador. Se informó a los participantes que dicho movimiento representaba las oscilaciones que su cerebro estaba produciendo en ese momento y que debían de intentar modificar dicho movimiento para conseguir impactar en una diana. Aquellos que lo consiguieran, habrían conseguido llevar a cabo la tarea con éxito. Aunque todos recibieron las mismas instrucciones, sólo en la mitad de los pacientes el movimiento de la bola estaba realmente sincronizado con su propia actividad cerebral. En la otra mitad, el movimiento de la bola era completamente independiente de su actividad cerebral.
El resultado del estudio demostró que sólo algunos de los pacientes que recibieron información real sobre su actividad cerebral consiguieron aprender a modificar su propia actividad cerebral después del entrenamiento de seis sesiones. Estos pacientes mostraron un incremento significativo de la conectividad funcional entre las áreas motoras y somatosensoriales del cerebro y, todavía más relevante, una reducción significativa del dolor después del entrenamiento. Asimismo, se observó que estos pacientes presentaban menos síntomas antes del entrenamiento que aquellos que no habían conseguido aprender, a pesar de recibir información real sobre su actividad cerebral. Por otro lado, los pacientes que no lograron aprender y aquellos que recibieron información falsa sobre su actividad cerebral no presentaron ni cambios en la conectividad funcional del cerebro ni en la percepción del dolor.
Estos resultados ponen de manifiesto, en primer lugar, la estrecha relación que existe entre el funcionamiento cerebral y la percepción subjetiva de un síntoma como es el dolor. Si bien existe abundante evidencia acumulada de que el dolor es el resultado de la activación cerebral, el presente estudio proporciona evidencia directa de que una modificación de la actividad cerebral puede tener efectos sobre el dolor en pacientes con fibromialgia. En segundo lugar, los resultados permiten concluir que el estado de salud y la intensidad de los síntomas antes del entrenamiento en neurofeedback podrían determinar la capacidad que tienen los pacientes de fibromialgia para aprender a regular su propia actividad cerebral. Según los investigadores, estas características podrían utilizarse para explorar la idoneidad de los pacientes y aplicar así una intervención terapéutica más personalizada.
En resumen, los hallazgos de este estudio apuntan a que el entrenamiento mediante neurofeedback podría ser una herramienta prometedora para entender mejor los mecanismos cerebrales implicados en la cronificación del dolor y poder así diseñar intervenciones más eficaces.
Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de Juan L. Terrasa en el programa de Neurociencias de la UIB. (Fuente: UIB)