Detección de emisiones de metano durante la COVID-19

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Aunque el dióxido de carbono es más abundante en la atmósfera y, por lo tanto, se suele asociar con mayor frecuencia al calentamiento global, el metano es unas 30 veces más potente como gas de efecto invernadero. Dada su importancia, la empresa canadiense GHGSat ha estado trabajando en colaboración con el equipo de Sentinel-5P del Instituto de Investigación Espacial de los Países Bajos (SRON) para investigar los focos de emisiones de metano durante la pandemia de COVID-19.

El dióxido de carbono normalmente se produce durante la quema de combustibles fósiles, mientras que la producción de estos combustibles es una de las mayores fuentes de emisiones de metano. De acuerdo con la Declaración de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado del clima mundial en 2019, las actuales concentraciones de dióxido de carbono y metano son entre un 150 y un 250 % mayores que en la era preindustrial, antes de 1750.

Dada la importancia de vigilar el metano, los equipos de investigación de GHGSat y del SRON llevan trabajando desde principios de 2019 en la detección de focos de este gas. Los investigadores del SRON emplean datos del satélite Sentinel-5P de Copernicus para detectar emisiones a escala global. A continuación, el equipo de GHGSat utiliza datos de sus propios satélites para cuantificarlas y atribuirlas a instalaciones concretas de todo el mundo.

Su trabajo ha llevado a descubrir varios focos nuevos en 2020, por ejemplo, sobre una mina de carbón en China. El equipo también ha detectado emisiones de metano sobre la Cuenca Pérmica, la mayor región petrolífera de los Estados Unidos. El equipo observó las concentraciones de marzo a abril de 2020 y las comparó con el mismo periodo del año pasado a fin de evaluar el impacto de la COVID-19 en las emisiones de metano.

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