En busca del aguacate perfecto
Una técnica para medir la madurez de los aguacates podría reducir el desperdicio hasta en un 10% y ayudar a satisfacer la demanda de los consumidores de fruta lista para comer.
Desarrollada y probada por la Universidad de Cranfield, la tecnología utiliza un láser y una pequeña vibración para probar la frecuencia de resonancia de las frutas individuales, proporcionando una evaluación fiable de la madurez sin dañar el aguacate.
Hasta el 30% de los aguacates se desperdicia actualmente debido a los daños causados por las pruebas durante la clasificación, con una pérdida adicional del 5% en la venta al por menor. La forma actual de probar la madurez es a través de un dispositivo neumático que aprieta la fruta, o mediante una prueba manual.
La Universidad de Cranfield adaptó una tecnología que se utiliza a menudo en las fábricas de automóviles para probar la uniformidad de las grandes piezas de ingeniería. La vibrometría láser Doppler (LDV) emite un láser sobre la fruta para medir la luz refractada y utiliza pequeñas vibraciones para probar la frecuencia de resonancia.
Las vibraciones son causadas por un simple dispositivo de impacto automatizado que golpea la fruta. Se demostró que la prueba LDV predice con precisión la etapa en la que el aguacate estará listo para comer.
El profesor Leon Terry, Director de Medio Ambiente y Agroalimentación de la Universidad de Cranfield, dijo: «Las frutas duras crean una frecuencia más alta que las blandas, así que calculamos la frecuencia perfecta para un aguacate maduro y la medimos con precisión mediante la prueba LDV. Dejar la fruta sin daños es muy beneficioso y reduce enormemente el desperdicio. La prueba que hemos desarrollado podría extenderse a otras frutas».
El Reino Unido importa cerca de 100.000 toneladas de aguacates al año, siendo una fruta cada vez más demandada, por lo que predecir su madurez es un gran beneficio para los proveedores y minoristas. Siendo un producto caro, los aguacates viajan sobre cintas transportadoras, en fila india, lo que significa que el sistema LDV puede probarlos individualmente. A partir de ahí, se podría utilizar un mecanismo de clasificación automática que ya existe en gran medida para separar los frutos maduros de los inmaduros.
La investigadora Dra. Sandra Landahl añadió: «Probamos la precisión del sistema LDV en una línea de fábrica real, en condiciones de laboratorio, y el método tiene un gran potencial, dando medidas precisas de madurez sin dañar la fruta. Si se desarrolla, un simple sistema de ‘semáforo’ podría clasificar la fruta en aquellas que están maduras, para su descarte o almacenamiento, ayudando a la industria a abordar los residuos de alimentos en este punto de la cadena de suministro». (Fuente: NCYT Amazings)