Escándalo al interior del vaticano por la presencia misteriosa de una dama

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Se llama Cecilia Marogna, pero en Italia ya se la conoce como “la dama del cardenal”. Esta mujer sarda de 39 años se ha convertido en el nuevo centro de las intrigas vaticanas al descubrirse que el cardenal Angelo Becciu, fulminado por el Papa por sus escándalos económicos, le entregó supuestamente medio millón de euros de los fondos reservados de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, y que habría terminado gastando parte de este dinero en bolsos y zapatos de lujo.

Es el nuevo capítulo de la trama que rodea las afrentas del italiano Becciu, de 72 años, recientemente despojado de sus derechos al cardenalato (no podrá participar en un futuro cónclave) y también de su cargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Becciu se encuentra en el centro de una investigación del Vaticano por la ruinosa compra de un edificio en el barrio londinense de Chelsea, para la que al parecer se utilizaron fondos del Óbolo de San Pedro, destinados, en teoría, a la caridad del Papa. Ha sido además acusado de malversación y nepotismo por favorecer los intereses de sus hermanos con las huchas de la Santa Sede.

El Tribunal vaticano sigue investigando las irregularidades que cometió Becciu cuando era sustituto de la Secretaría de Estado (un cargo que correspondería al número tres del Pontífice). La última revelación sorprendente es que retiró 500.000 euros que dio a esta mujer italiana, también originaria de Cerdeña, como él, y que presentaba en la Santa Sede como su sobrina.

Marogna es titular de una sociedad que tiene la sede fiscal en Eslovenia y se ocupa de misiones humanitarias en África y Asia. Según la versión de la “dama del cardenal” –también la están llamando Mata Hari– este medio millón era para pagarle supuestos servicios de inteligencia. El objetivo sería establecer una red diplomática donde no llegan las nunciaturas vaticanas –que el año pasado costaron 43 millones de euros– porque “faltaba una diplomacia paralela en países norteafricanos y de Oriente Medio”. El sucesor del purpurado sardo, el venezolano Edgar Peña Parra, no fue informado de esta sospechosa red diplomática paralela.

“Yo sabía qué hacer y cómo moverme, también para reducir los peligros para las nunciaturas debido a las células terroristas presentes en esos países”, ha explicado Marogna en una entrevista en el Corriere della Sera . El propósito de esta red secreta bajo la cúpula de San Pedro sería la de financiar la liberación de sacerdotes secuestrados en diversas partes del mundo.

Sin embargo, parece que gran parte de ese dinero se dedicó a renovar el armario de la experta en relaciones internacionales y no a rescatar misioneros. La “dama del cardenal” se dedicó a comprar bolsos de Prada, zapatos, cosméticos y otros accesorios de marcas de lujo con los fondos que recibía de la Secretaría de Estado del Vaticano durante cuatro años. Entre las cifras que mostró el programa televisivo Le Iene , 12.000 euros por una butaca de la marca Frau, 2.200 euros gastados en Prada, 1.400 en Tod’s o 8.000 en Chanel. “Tal vez el bolso era para la esposa de un amigo nigeriano que podía hablar con el presidente de Burkina Faso”, se defiende la señalada. Marogna puntualiza además que solamente ha comprado productos italianos y que después de mucho trabajo tiene todo el derecho a comprarse un sillón.

“¿Lo que dicen de mí? ¡Todo mentiras! –asegura la interesada– Yo, ¿amante del cardenal? Absurdo. Soy una analista política y una experta en inteligencia, que trabaja honestamente y que vive de alquiler manteniendo a una hija”. Marogna se define como una mujer con formación científica y estudios de geopolítica, fuertes valores católicos y una formación clerical, “aunque con una hija nacida fuera del matrimonio”. Incluso cuenta detalles de su primer encuentro con el cardenal Becciu. “Me parece raro que una joven mujer como usted se interese en estos temas”, le dijo el anterior sustituto en la Secretaría de Estado vaticana. Entre los documentos que aportan los medios italianos hay una carta en la que Becciu muestra una “profunda estima” y “confianza” en Marogna. (La Vanguardia)

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