Los restos de al menos 60 mamuts hallados en las obras del futuro aeropuerto de Ciudad de México permitirán estudiar su extinción e interacción con humanos, ha explicado este viernes a Efe el coordinador nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Pedro Francisco Sánchez.

«Es una muestra significativa que nos dejará hacer afirmaciones más certeras sobre sus enfermedades, su dieta, su sexo, sus características morfológicas y hasta su probable interacción con humanos», ha dicho.

Desde octubre del año pasado, el INAH da seguimiento a las obras del futuro Aeropuerto Internacional General Felipe Ángeles, al norte de la capital mexicana, puesto que en esta zona había registros de al menos tres mamuts.

En octubre del año pasado, comenzaron las excavaciones y ya llevan encontrados restos de al menos 60 ejemplares, una cifra que podría aumentar hasta alcanzar cerca de un centenar, ha afirmado Sánchez.

«No fue sospechoso encontrar mamuts pero no esperábamos acumular el número de más de 60, no todos completos y algunos más estructurados que otros», ha explicado el arqueólogo, quien ha señalado que para estudiar esta especie «no es lo mismo tener tres o cuatro como hasta ahora que tener más de 100».

Los restos encontrados pertenecen a un período de entre 20.000 y 15.000 años atrás, por lo que algunos coinciden en el tiempo con las trampas artificiales para mamuts halladas el año pasado en Tultepec, a 30 kilómetros del futuro aeropuerto.

Estas trampas excavadas, de 1,6 metros de profundidad y usadas durante cinco siglos, son las primeras trampas artificiales para mamuts de las que se haya tenido constancia en el mundo y dan pistas sobre la organización de los cazadores.

Según el antropólogo, el importante hallazgo de mamuts en el aeropuerto permitirá analizar su interacción con los humanos.

«Aparentemente el mamut formaba parte de la dieta constante de grupos humanos. Quizás la señora de la casa mandaba al hombre a cazar mamuts porque tenían invitados para cenar», ha ironizado el experto.

Si bien, los restos encontrados no presentan huellas de cacería humana, el INAH no descarta que los cazadores se aprovecharan de ellos al quedar atrapados en terrenos fangosos cuando se secaba el lago Xaltocan.

El hecho de que los restos pertenezcan a épocas diferentes, constata que existió una población sostenida en la zona de la Cuenca de México, en el centro del país, donde encontraron una vegetación adecuada para su alimentación gracias a los lagos de la región.

El fin de las glaciaciones y el calentamiento del planeta dejó de ser propicio para estos mamíferos que se extinguieron hace 3.700 años, por eso es importante estudiar sus enfermedades, ha añadido Sánchez. (rtve)

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