La Justicia estadounidense da la razón a Grecia en su reclamación de una escultura del siglo VIII a.C.

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Ya se ha conocido en el mundo de la arqueología y del arte en general la decisión del Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos para el segundo circuito, y emitida este 9 de Junio, sobre la procedencia legítima de un pequeño caballo de bronce griego del s. VIII a.C. Figuraba en el catálogo de una subasta celebrada en 2018, con un precio estimado entre los 150.000 y los 250.000 dólares, y el Estado griego retirarlo de dicha subasta.Ahora la sentencia del tribunal ha zanjado que Grecia «no estaba actuando por intereses comerciales» y ha dado la razón al Gobierno heleno, que considera prioritario recuperar antigüedades robadas de su territorio y proteger así su patrimonio cultural.

Todo comenzó cuando las autoridades griegas, avisadas por el arqueólogo Cristos Tsirogiannis, supieron que se iba a poner a la venta la figura de un caballo de 14 centímetros de altura, esculpido en bronce y de estilo corintio, perteneciente al periodo geométrico del siglo VIII a.C. en una subasta de Sotheby’s que estaba previsto celebrar el 14 de mayo de 2018 en Nueva York. Formaba parte de la colección de obras de arte del matrimonio de coleccionistas Howard y Saretta Barnet, que la habían comprado a un marchante británico de arte, Robin Symes, en 1973. Éste, a su vez, lo había adquirido en una subasta en Basilea (Suiza) en 1967. El arqueólogo, que ahora trabaja desde Londres y siempre colabora con las autoridades helenas, lo había visto en la portada del catálogo de la subasta y el nombre del marchante le hizo sospechar de inmediato.

Symes llevaba años arruinado y despreciado por el mundo de las antigüedades, ya que era conocida su actividad ilegal en este ambiente. El arqueólogo griego investigó y avisó al estado griego. Su Ministerio de Cultura solicitó un día antes de la subasta en Nueva York que se retirara el objeto para evitar su venta. El Gobierno griedo señalaba en su carta que no había mención en su archivo de que este objeto abandonara el país de forma legal y se reservaba el derecho de «tomar las medidas legales necesarias».

Inmediatamente después de dicha subasta, en la que el total de ventas superó los ocho millones de dólares, los responsables de Sotheby’s y los propietarios de la figura pusieron un pleito al Gobierno de Grecia para conseguir permiso para vender el bronce; rechazaban tajantemente cualquier sugerencia de que se tratara de una antigüedad robada. Querían, además, que el tribunal zanjara que el caballito de bronce fue adquirido «legalmente y de buena fe» por el difunto Howard Barnet, y que Grecia no tenía derechos de propiedad, por lo que Sotheby’s podía vender legalmente la obra de arte.

La abogada Leila Amineddoleh, representante del Estado griego, ha declarado ahora, tras conocerse la sentencia, que los tribunales de Nueva York intentan siempre «proteger el mercado de ser inundado con bienes saqueados o robados». Añadió que esta decisión «permite ahora a los gobiernos extranjeros continuar comunicándose con quienes participan en el mercado del arte para evitar la venta de bienes ilícitos y proteger a los consumidores·.

Por su parte, la casa de subastas declaró a través de un portavoz que aunque esta decisión ha sido una decepción, no afecta lo que se encuentra en el corazón del asunto: no hay evidencia que respalde la reclamación de Grecia sobre la propiedad de la escultura. Y ha dejado claro que este litigio continuará: «nosotros, junto con nuestro cliente, estamos revisando los próximos pasos». Algo que los griegos no temen, ya que en 1970 se firmó la convención de Unesco sobre el tráfico ilícito de bienes culturales, y este caballito fue vendido por Symes en 1973. (ABC)

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