La colección con la que el barón Thyssen «mató» al padre y ajustó cuentas con su familia por su pasado nazi
En una de las salas del Museo Thyssen cuelgan dos espléndidos retratos de Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza (sus conocidos le llamaban Heini), pintados por el genial Lucian Freud. Uno, más pequeño, propiedad del Estado español: aparece en primer plano y, tras él, se entrevé parte de una pintura de su colección («Pierrot contento», de Watteau), de la que Freud tenía una postal en su estudio. El otro, de cuerpo entero, propiedad de la familia Thyssen, prestado temporalmente. El barón falleció el 26 de abril de 2002, pero su figura sigue muy presente en la pinacoteca.
El 13 de abril del próximo año se conmemora el centenario de su nacimiento y el Museo Thyssen, que atesora 775 obras de su colección, adquiridas por el Estado español en 1993 por 350 millones de dólares, quiere rendirle homenaje con varias exposiciones. La primera de ellas se ha adelantado para cubrir el hueco de una muestra de Magritte que la pandemia ha obligado a aplazar. La muestra reúne sus deslumbrantes fondos de expresionismo alemán, uno de los movimientos mejor representados en la colección del barón Thyssen. A las 44 obras del museo, se suman 18 de la Colección Carmen Thyssen, incluidas en el depósito temporal cuya negociación sigue en marcha, y otras tantas cedidas por Francesca y Alexander, hijos del barón, que figuran con el crédito Thyssen-Bornemisza Collections.
«Fue a principios de los años sesenta cuando compré mi primera obra de un expresionista alemán. Se trataba de una acuarela de Emil Nolde de hacia 1931-1935 que mostraba a una pareja joven. Me llamó inmediatamente la atención su audaz gama de colores y la atmósfera tan particular que emanaba de ella», recordaba años después el barón Thyssen. Esa preciosa acuarela cuelga en la exposición. Con ella tomaba un nuevo rumbo una de las colecciones privadas más importantes del mundo. (ABC)