Dioxinas y furanos, ¿culpables ocultos de la obesidad?

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Actualmente, la obesidad es un problema grave de salud tanto en países desarrollados como en países en proceso de desarrollo. Aproximadamente, un 14% de los hombres y un 18% de las mujeres a nivel mundial sufren este trastorno. Varios factores contribuyen a ello, como por ejemplo la genética, el sedentarismo y los hábitos alimentarios poco saludables. Sin embargo, un factor menos conocido que ha acaparado la atención en los últimos años son los contaminantes orgánicos persistentes.

En concreto, las dibenzoparadioxinas y furanos policlorados figuran entre los contaminantes persistentes más tóxicos que después de ser liberados a la atmósfera, se depositan sobre el suelo y la vegetación. Son altamente insolubles en agua y se degradan muy lentamente, y pueden llegar a acumularse en los organismos y entrar en la cadena alimentaria. Las dioxinas pueden acumularse en el cuerpo humano durando casi una década, y se conoce que más de un 90% de la exposición total proviene de fuentes alimentarias.

Unos especialistas de la Unidad de Nutrición Humana de la Universidad Rovira i Virgili (URV) y del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV), ambas instituciones en Tarragona, han realizado un estudio sobre los efectos en el peso corporal ejercidos por la exposición a dioxinas y furanos a través de la dieta.

El trabajo lo han llevado a cabo las investigadoras pre y postdoctorales Nadine Khoury y Maria Ángeles Martínez, así como Jordi Salas-Salvadó, catedrático de Nutrición y Bromatología de la URV, y Nancy Babio, profesora agregada del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la URV. Los cuatro forman parte del IISPV y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) en España. Este estudio se ha llevado a término en colaboración con el consorcio de investigadores  Predimed-Plus.

La investigación se ha hecho sobre una muestra muy amplia de personas voluntarias que participan en el estudio Predimed-Plus. En total han participado 5.899 adultos de entre  55 y 75 años, quienes tuvieron que responder a un cuestionario orientado a recoger datos sobre la dieta. Los autores del estudio también evaluaron la adiposidad y el estado de obesidad mediante el índice de masa corporal y el perímetro de la cintura.

Los resultados del estudio ponen de manifiesto que un 87% de la población estudiada supera los niveles tolerables de estos contaminantes persistentes tóxicos establecidos por la Autoridad Europea de Seguridad  Alimentaria  (EFSA, de las siglas en inglés). Los principales alimentos que contribuyen al total de exposición son la carne roja, el pescado y el marisco. 

Los autores del estudio  han encontrado una relación entre la exposición a contaminantes orgánicos persistentes a través de la dieta, sobre todo las dioxinas y los furanos, y el aumento de la masa corporal y la adiposidad, es decir, la acumulación de grasa. Según la investigación, los participantes con una mayor ingesta dietética de dioxinas y furanos tenían un índice de masa corporal y un perímetro de cintura más elevados que el resto. Estas personas, además,  presentan un mayor riesgo de aumento del perímetro de la cintura después de un año de seguimiento.

Este es el primer estudio que explora la asociación entre la ingesta dietética de las dibenzoparadioxinas o los furanos policlorados y la adiposidad. A pesar de las diferentes restricciones impuestas por la legislación actual, el equipo investigador alerta que estos compuestos químicos continúan suponiendo un grave riesgo para la salud. Por lo tanto,  según los responsables del estudio,  es muy importante  continuar controlando la exposición a estas sustancias químicas y mantener las medidas de concienciación y profilácticas para tratar de reducir los niveles de exposición a estos compuestos persistentes. 

“Las dioxinas y los furanos no se pueden eliminar una vez acumulados en los alimentos. Por lo tanto, la única manera de reducir la exposición humana es desde su origen, es decir, reduciendo los niveles de contaminantes en el medioambiente, mediante controles rigurosos de los procesos industriales con la intención de minimizar la formación de estos compuestos tóxicos”, asegura María Ángeles Martínez, una de las investigadoras del estudio, que aconseja mantener una dieta equilibrada y no abusar del consumo de alimentos de origen animal, puesto que “son los que acumulan más dioxinas y furanos, y la principal vía de exposición a las dioxinas son los alimentos”.

El estudio se titula “Dietary intake of polychlorinated dibenzo-p-dioxins and furans, adiposity and obesity status”. Y se ha publicado en la revista académica Environmental Research.  (Fuente: URV)

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