Los cannabinoides provocan efectos terapéuticos o adversos según la región celular que activen

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En todo el mundo están aumentando los usos recreativos y terapéuticos de los compuestos cannabinoides. Sin embargo, sus importantes efectos secundarios, como deterioros cognitivos o disfunciones motoras, entre otros, han provocado un intenso debate tanto sobre la seguridad de su consumo recreativo como sobre la explotación medicinal de estas drogas para, por ejemplo, controlar la sensibilidad al dolor en entornos clínicos.

Comprender los mecanismos de los efectos terapéuticos y adversos inducidos por cannabinoides es, por tanto, vital para un uso más seguro de estos compuestos. Así, es conocido que el principal componente psicoactivo de la planta cannabis sativa (marihuana) es el delta-9 tetrahidrocanabinol o THC, que, en el cerebro, actúa principalmente activando a los receptores cannabinoides de tipo-1 (CB1). También se sabe que la activación farmacológica del receptor CB1 afecta el control motor en animales de experimentación y que, en seres humanos, la principal causa de accidentes de tráfico relacionados con el consumo de cannabis son los efectos de tipo cataléptico.

Sin embargo, por un lado, el receptor CB1 se encuentra ampliamente distribuido en todo el cerebro y en diferentes compartimentos celulares y, por otro, los procesos moleculares y celulares específicos subyacentes son poco conocidos. Sobre ambos campos arroja luz un nuevo estudio del investigador Edgar Soria-Gómez (Fundación Ikerbasque) en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

Así, el estudio desvela que si la activación de los receptores CB1 inducida por cannabinoides se produce en la mitocondria se provocan efectos catalépticos; mientras que si se estimulan los receptores CB1 de la membrana plasmática se reduce la sensibilidad al dolor. Y en ambos casos el proceso tiene lugar a través de la regulación de vías moleculares específicas en el circuito cerebral formado por el núcleo estriado y la sustancia nigra (circuito estriatonigral).

Por tanto, estos resultados no solo desvelan nuevos mecanismos celulares responsables de la acción de los cannabinoides, sino representan un nuevo marco conceptual en neurociencias. “Antiguamente se creía que la forma del cráneo determinaba los rasgos de personalidad, después se estableció que diferentes estructuras cerebrales se encargaban de funciones específicas; recientemente el enfoque se ha volcado al estudio de circuitos neuronales como los responsables del comportamiento. En este estudio damos un paso más allá, mostrando que una proteína (en este caso el receptor CB1) en distintos sitios celulares (mitocondria vs membrana plasmática) dentro de un mismo circuito cerebral (circuito estriatonigral) modula distintos comportamientos. Es decir, hemos descubierto una especificidad subcelular de control comportamental”, añade el investigador.

Este estudio es el resultado de varios años de trabajo y gracias a una fuerte colaboración entre la Universidad del País Vasco, Achucarro Basque Center for Neuroscience, la Universidad de Burdeos en Francia e instituciones canadienses. De hecho, Soria-Gómez, que actualmente trabaja en el grupo del catedrático del Departamento de Neurociencias de la Universidad del País Vasco Pedro Grandes, comenzó este trabajo durante su etapa postdoctoral en el laboratorio del Dr. Giovanni Marsicano en la Universidad de Burdeos. Por parte de la UPV/EHU, además de Soria-Gómez y Grandes, han participado en la investigación, Luis F. Callado y Carolina Muguruza, del Departamento de Farmacología, y Itziar Bonilla del Río y Nagore Puente, del Departamento de Neurociencias.

El estudio se titula “Subcellular specificity of cannabinoid effects in striatonigral circuits”. Y se ha publicado en la revista académica Neuron. (Fuente: UPV/EHU)

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