Artistas cuestionan la pasividad de la gestión del Ministerio de Culturas

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El 20 de noviembre, con bombos y platillos, el presidente Luis Arce posesionó a Sabina Orellana Cruz como ministra del nuevo Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización. Poco más  de un año, los gestores y artistas aplazan la gestión.

“No se puede comentar mucho de su trabajo porque, francamente, no lo hemos visto”, indica el teatrista Luis Bredow. “Solo hacen espectáculo sin sustento político real”, menciona el gestor Napoleón Gómez. “Lamentablemente se desaprovechó una gran oportunidad y lo único que hicieron es darle la razón al gobierno de Jeanine Añez  cuando  eliminó la cartera”, agregó un gestor que prefirió mantener su identidad en reserva.

Este medio solicitó una entrevista con la ministra de Culturas, pero no recibió respuesta.

Las críticas se centran en que la titular y su equipo se ocuparon de varias cosas excepto de la cultura. Para ellos, Orellana solo se preocupó por lo que da publicidad al gobierno o en acciones temporales, como eventos para reivindicar el origen boliviano de danzas folklóricas.

Cuando se organizó el matracazo en el país -acción para “demostrar” que la morenada nació en La Paz u Oruro- representantes de sectores como la Asociación de Conjuntos Folklóricos de Oruro (ACFO) y la  Organización Boliviana de Defensa y Difusión del Folklore (Obdefo) cuestionaron la banalidad del acto. Para ellos falta una política más agresiva de protección y de denuncia, más allá de las demostraciones pasajeras. 

Editores y escritores reclaman que este año no se lanzaron los premios nacionales de novela y poesía, pese a que a principios del 2021 las autoridades aseguraron que  ya trabajaban en ello.

“Tuvimos una reunión con el entonces viceministro de Interculturalidad, Cergio Prudencio. Él nos indicó que se había comenzado el trabajo para conseguir los fondos  de, al menos, uno de los premios. A menos de un mes dejó el ministerio y no se volvió a hablar del tema”, cuenta Willy Camacho, de la editorial 3.600, la responsable de publicar los trabajos ganadores del Premio Nacional de Novela.

No sería sino hasta julio cuando el viceministerio tendría nueva cabeza:  Juan Carlos Cordero. A mediados de ese mes aseguró que “este año (2021) se lanzarán todos los premios. Estamos viendo cómo reunir el dinero”. Sin embargo, hasta el 31 de diciembre no hubo otra mención  al tema.

Desde hace dos años no se entregan los galardones. En 2019 se debió a la eliminación de la cartera de Culturas por parte del gobierno de Añez. Arce, al posesionar a Orellana, prometió que se corregirían los errores para “demostrar que la cultura no es un gasto insulso”. 

También se ignoraron los reconocimientos más importantes del país: el  Premio Nacional de Culturas y el de gestión cultural Gunnar Mendoza. Los últimos ganadores fueron Pedro Plaza Martínez y  Jorge  Mansilla, Coco Manto, en 2019.

Eso no quiere decir que el ministerio no convocó a premios. Este año se lanzaron dos: el Premio Nacional de Muralismo Joven y el Premio Plurinacional Eduardo Abaroa. Sobre el primero, si bien la convocatoria cerró en junio, no se informó si se entregaron o no los galardones.

La organización del Eduardo Abaroa también fue cuestionada tanto por las  limitaciones impuestas -temática marina o  pandemia- como por la entrega. Este año la ceremonia se dividió y  solo se hizo en La Paz, en noviembre.

Otro sector descuidado es el de cine. El director Kiro Russo revela que no se recibe ayuda  para la promoción de las cintas nacionales, incluso las que, como la suya (El gran movimiento), fueron reconocidas en el mundo.

Menos aún hay apoyo a la  realización. “Para lo mucho que dicen que la cultura es importante para el desarrollo del país, es curioso cómo se olvidan de la importancia que tiene el cine para promocionar la imagen de una nación”, sostiene.

En ese sentido, las autoridades desconocen el convenio del país con el programa Ibermedia. Esta iniciativa de cooperación para el cine permite la realización de  proyectos de 23 países, entre ellos Bolivia. Esto depende si el Estado en cuestión aporta a la bolsa común, cada gobierno paga de acuerdo a sus posibilidades. Sin embargo, cuando se consultó  en que afectaba al país que España subiera su aporte, en el ministerio se informó que “se está evaluando el acuerdo”. 

Peor aún, Bredow denunció que el país no pagó a la iniciativa Iberescena (para apoyar teatro). Ello impide que las postulaciones bolivianas reciban apoyo.

Tampoco se hizo avance alguno en la  Ley del Artista. Lo único fue  seguir entregando credenciales a los creadores. (Página Siete)

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