El asombroso alcance de la detección química en los perros

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El olfato canino es célebre por su enorme sensibilidad. Ahora una nueva investigación, realizada por el equipo de Robin Abel y James Harynuk, de la Universidad de Alberta en Canadá, ha revelado el sorprendente nivel de resolución al que llega una de las capacidades de detección olfativa canina.

Los investigadores han comprobado que los perros, debidamente entrenados, pueden detectar rastros de gasolina y otras sustancias similares hasta una milmillonésima parte de una cucharadita. El hallazgo de hasta dónde llega esta sensibilidad será de gran utilidad en investigaciones para discernir si un incendio ha sido provocado o no.

Durante una investigación sobre un incendio que quizá haya sido provocado, se puede utilizar un perro para identificar los escombros que contienen rastros de líquidos inflamables; hallar esos vestigios podría apoyar la hipótesis de que el incendio fue intencionado. Como judicialmente no basta la actitud del perro, la detección por el perro de esos vestigios de líquidos inflamables debe ser corroborada por análisis químicos legalmente aceptados. Los escombros del sitio donde la actitud del perro indicó la aparente detección deben ser llevados al laboratorio y analizados. Pero la labor del perro es vital al proporcionar a los laboratorios forenses un material sospechoso.

En el nuevo estudio intervinieron dos equipos de perros y cuidadores-entrenadores de estos.

«En este campo, es bien sabido que los perros son más sensibles que las pruebas de laboratorio corrientes», destaca Harynuk. Estas pueden dar negativo ante la presencia de vestigios que sí detectan y señalan los perros al oler los escombros. (Fuente: NCYT Amazings)

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