Cómo se originó la vida es una de las preguntas clásicas que se hace la ciencia y de cuya respuesta aún se conoce muy poco. Se acepta que hace miles de millones de años, un mundo de ARN dio lugar a los primeros entes autorreplicantes formados por moléculas de ARN con una función doble: informativa (equivalente al ADN actual) y catalítica (en forma de ribozimas equivalentes a las enzimas proteicas actuales).

Entre los vestigios que han quedado de aquel mundo de ARN está el ribosoma (la ribozima que decodifica la información genética, clave en todos los seres vivos) o las entidades biológicas más sencillas conocidas, como son los virus de ARN y, sobre todo, los minúsculos agentes subvirales de ARN circular, que confirman que la información genética no solo se perpetua como ADN.

Los ARNs circulares de tipo viroidal son los agentes infecciosos más simples conocidos. Hasta la fecha, se conocían poco más de 50 especies, pero ahora un equipo internacional desvela la existencia de más de veinte mil especies de ARNs viroidales en muestras medioambientales. El hallazgo revela un nuevo mundo de ARN que será caracterizado con detalle en el futuro y que permitirá conocer mejor el mundo de ARN primigenio que se cree dio origen a la vida en nuestro planeta.

Aprovechando la información genética recolectada a lo largo y ancho del planeta durante las últimas décadas, un equipo internacional de científicos, encabezado por Marco Forgia del Consejo Nacional de Investigación de Italia, ha descubierto esas más de veinte mil nuevas especies de estos agentes mínimos, incluyendo ejemplos de novedosos ARNs infecciosos gigantes, híbridos de virus de ARN y viroides circulares.

En el equipo de investigación ha participado el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en España.

“Aunque aún desconocemos los potenciales hospedadores de la mayoría de ellos, se confirma que estos vestigios del mundo precelular de ARN serían muchísimo más habituales de lo que se pensaba hasta ahora. Mediante aproximaciones moleculares, se ha comprobado que algunos de estos genomas minúsculos de ARN circular se replican en diversas especies de hongos asociados a plantas y suelo. Estos resultados sugieren que tendríamos en los hongos y otros organismos de tipo fúngico el posible origen evolutivo de los viroides de plantas y los agentes tipo Delta de la hepatitis humana descritos hace más de 40 años”, explica Marcos De la Peña, investigador del CSIC en el IBMCP.

Según destaca De la Peña, el descubrimiento de este nuevo mundo de ARN de genomas circulares mínimos permitirá no solo conocer mejor cómo pudo ser ese mundo de ARN primigenio, sino también descubrir nuevas formas de agentes infecciosos que quizás subsistan en la actualidad replicándose en hospedadores muy sencillos como bacterias, arqueas o protistas, siendo el origen evolutivo de muchos de los agentes virales y viroidales que hasta ahora solo se conocían en seres más evolucionados como plantas y animales. Junto al IBMCP y al Consejo Nacional de Investigación de Italia, también participan en este trabajo: la Universidad de Stanford (EE.UU.); el Instituto Pasteur (Francia) y la Universidad de Toronto (Canadá), entre otros.

El estudio se titula “Hybrids of RNA viruses and viroid-like elements replicate in fungi”. Y se ha publicado en la revista académica Nature Communications. (Fuente: UPV)

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