Cómo aliviar las hernias discales en el día a día
Las hernias discales son una de las principales causas de dolor de espalda en personas de todas las edades, especialmente en aquellas que llevan una vida sedentaria o que realizan trabajos que implican levantar peso. Este trastorno se produce cuando el núcleo pulposo del disco intervertebral se desplaza, ejerciendo presión sobre los nervios cercanos. Aunque una hernia discal puede ser debilitante, existen maneras efectivas de aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida.
1. Comprender la Hernia Discal
Antes de abordar los tratamientos, es importante entender qué es una hernia discal. La columna vertebral está compuesta por vértebras separadas por discos intervertebrales que actúan como amortiguadores. Una hernia ocurre cuando el revestimiento externo del disco se debilita o se rompe, permitiendo que el material gelatinoso del interior se desplace hacia afuera.
Los síntomas comunes incluyen:
-Dolor local o irradiado, especialmente en la zona lumbar o cervical.
-Entumecimiento u hormigueo en brazos o piernas.
-Debilidad muscular.
2. Ejercicio y Movimiento Controlado
Aunque puede ser tentador evitar cualquier tipo de movimiento cuando se experimenta dolor, el reposo excesivo puede empeorar el estado. Diversos estudios han demostrado que una actividad física moderada y controlada contribuye a la recuperación.
Algunas actividades recomendadas incluyen:
-Caminatas suaves: Estimulan la circulación sanguínea y fortalecen los músculos de soporte.
-Estiramientos controlados: Ayudan a reducir la rigidez y a mejorar la flexibilidad. Ejercicios como el estiramiento de isquiotibiales y el estiramiento de la columna lumbar son particularmente beneficiosos.
-Yoga terapéutico: Posturas suaves y adaptadas pueden aliviar la presión sobre los discos.
3. Fisioterapia: Un Aliado Clave
La fisioterapia es uno de los tratamientos más efectivos para aliviar el dolor de hernias discales. Los fisioterapeutas utilizan una combinación de técnicas, como manipulaciones suaves, terapias de calor y frío, y ejercicios de fortalecimiento, para reducir la inflamación y mejorar la movilidad.
4. Mejorar la Postura
Una mala postura puede agravar la hernia discal y generar más dolor. Mantener una postura correcta reduce la carga sobre la columna y favorece la recuperación.
Consejos prácticos:
-Al sentarse: Usar una silla ergonómica que brinde apoyo lumbar.
-Al estar de pie: Evitar permanecer en una misma posición durante largos períodos.
-Al dormir: Optar por un colchón firme y una almohada que mantenga el cuello alineado con la columna.
5. Control del Dolor con Terapias Alternativas
Además de los tratamientos convencionales, algunas terapias alternativas pueden proporcionar alivio significativo:
-Acupuntura: Estudios han mostrado que puede ser efectiva para reducir el dolor lumbar crónico.
-Terapia quiropráctica: Bajo la supervisión de un profesional capacitado, puede aliviar la presión en los nervios afectados.
-Técnicas de relajación: La meditación y la respiración profunda ayudan a manejar el dolor crónico y el estrés asociado.
6. Alimentación Antiinflamatoria
Una dieta equilibrada y rica en alimentos con propiedades antiinflamatorias puede contribuir a reducir la inflamación y el dolor asociado con la hernia discal.
Alimentos recomendados:
-Frutas y verduras: Ricas en antioxidantes y fibra.
-Pescados grasos: Como el salmón, que contiene ácidos grasos omega-3.
-Frutos secos y semillas: Proveen grasas saludables y micronutrientes esenciales.
-Cúrcuma y jengibre: Con propiedades antiinflamatorias naturales.
7. Medicación y Suplementos
En algunos casos, el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs) puede ser necesario para controlar el dolor. Asimismo, ciertos suplementos, como la glucosamina y el colágeno, pueden favorecer la salud de los discos intervertebrales.
Siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud antes de iniciar cualquier tratamiento farmacológico o suplemento.
8. Cuándo Considerar la Cirugía
Si bien la mayoría de las hernias discales se pueden manejar con tratamientos no quirúrgicos, en algunos casos extremos la cirugía puede ser necesaria. Las indicaciones comunes incluyen:
-Dolor severo que no mejora con tratamiento conservador.
-Pérdida de función neurológica, como debilidad intensa o incontinencia.
Las técnicas quirúrgicas modernas, como la microdiscectomía, tienen altas tasas de éxito y tiempos de recuperación relativamente cortos. (NCYT)